Desde hace semanas, cuando se habla de la futura evolución de la inflación, los expertos han estado constantemente hablando de los efectos de segunda ronda, para mencionar, que las bajadas que vimos durante el verano en algunos países, no tendrían largo recorrido.

Una vez que se ha dejado el verano atrás, con las consiguiente subidas de los precios del petróleo, los salarios y los alimentos, en muchos países, se ha visto como la inflación ha vuelto a subir, confirmando lo que los bancos centrales venían anunciando, de que es más persistente de lo que a todos los agentes económicos les gustaría.

El dato de IPC publicado en EEUU esta semana, es buena prueba de ello. Tras bajar de forma consecutiva durante meses, para tocar el nivel mínimo del 3,2% este verano, la subida hasta el 3,7% y el mantenerse en ese nivel, sin bajar la décima que se estaba esperando, durante el mes de septiembre, ha supuesto una enorme decepción para los mercados de capitales. La subyacente, aunque ha bajado algo, se considera aumento, respecto a niveles anteriores. En esta ocasión además de la energía, ha cobrado especial protagonismo el aumento del índice de la vivienda, que es el que representó más de la mitad de lo que subió en el mes. En ese concepto se incluye, entre otras cosas, el alquiler de la vivienda habitual, el alojamiento fuera de casa y el seguro del hogar.

La Fed está prestando especial atención a los efectos de segunda ronda, no sólo de la energía, sino también de los salarios. No hay que olvidar que el mercado laboral sigue manteniendo su fortaleza y preocupa que las subidas salariales sigan afectando a la inflación.

En nuestro país, también hemos visto subir la inflación desde los mínimos marcados durante el verano, de manera que en el mes de septiembre se ha situado en el 3,5%, llamando la atención que los alimentos han subido un media del 10,5%. En materia salarial también nos están afectando los efectos de segunda ronda de la subida de la energía y los salarios. Estos últimos, por convenio colectivo, están subiendo un 3,41%, frente al 3,38% del mes de agosto.

Una vez que se están cumpliendo los efectos de segunda ronda, se va confirmando la política monetaria de los bancos centrales, de mantener los tipos altos durante más tiempo. Por su parte, respecto a la FED, aumentan las voces que dicen que volverán a subir los tipos un cuarto de punto, antes de que finalice el año, pero que tal vez no sea en la reunión de primeros de noviembre, si no en la última del año, tras manejar más información sobre la evolución de la economía y la inflación.

Los analistas están poniendo su atención en la tensión que se puede provocar en algunas áreas del sector financiero, como ya sucedió en marzo con la banca mediana en EEUU, dado que es uno de los riesgos latentes, con los tipos altos durante mucho tiempo.

Tampoco hay que dejar de lado los comentarios de los miembros de la FED, que está semana han estado afirmando que las subidas de rentabilidad de la deuda a largo plazo en EEUU, podría ser suficiente para contener la inflación y llevarla al objetivo del 2%.

Los meses que faltan para cerrar el año, serán decisivos para visualizar con más claridad todos estos asuntos.