Durante la presente semana, los inversores han estado muy pendientes de los datos de empleo americano, esperando que el dato fuese malo, como una buena noticia, haciendo gala de la máxima que impera en el mercado desde hace meses, de que cuanto por sea, mejor para el mercado.

Desde que el mes pasado el presidente Powell afirmase de forma contundente, que los tipos de interés van a depender de la evolución de la inflación y que permanecerán altos, durante más tiempo de lo previsto, los mercados miran con detenimiento el mercado laboral americano.

En un momento de tipos de interés se encuentran en máximos de las última décadas, y con el objetivo de inflación al 2%, el mercado laboral está siendo el principal quebradero de cabeza de la Reserva Federal Americana. Buena parte de las tensiones inflacionistas vienen de las subidas de salarios en el mercado laboral, de ahí que sea necesario reducir dichas tensiones, con un aumento del desempleo y menores salarios.

En la presente semana los datos mixtos se han sucedido, de manera que las ofertas de empleo aumentaron, las nóminas reales del sector privado cayeron de forma importante y la tasa general se mantuvo en el 3,8%, cuando el mercado estaba esperando que bajase al 3,7%. Ahora toca esperar a ver como la Fed interpreta esta información, así como la tendencia que ven en los costes salariales, así como la inflación que se conocerá la semana próxima, para poder arrojar algo más de luz sobre lo que harán en la reunión del 1 de noviembre.

Esta preocupación también se tiene en la Zona Euro, porque las subidas salariales están impactando de forma importante en la inflación, como han venido reiterando desde el Banco Central Europeo en los últimos meses.

Ahora está por ver el impacto que los tipos tendrán en las economías, en los próximos meses, y el que se trasladará al mercado laboral. Con los datos macroeconómicos conocidos esta semana, la Zona Euro se confirma que está en fase de contracción tanto en el sector industrial como en el sector de servicios, sin que aún haya impactado toda la subida de tipos. La última subida tuvo lugar en el mes de septiembre y los expertos recuerdan a menudo, que pasan varios meses hasta que las subidas de tipos se reflejan totalmente en las economías.

En las tensiones geopolíticas que recorren el mundo, sobre todo entre los países comunistas y occidente, los daños mutuos que se pueden provocar, teniendo en cuenta que la economía China está en un momento delicado, puede ayudar mucho a que se busquen soluciones de consenso que rebajen las tensiones entre los dos bloques. Por tanto de nuevo, se cumple lo de que cuanto peor, mejor, porque cuanto más débil esté la economía China, más predispuestos estarán a negociar.

A nivel doméstico, en nuestro país, también se nos puede aplicar la máxima, porque la grave situación política que vivimos, puede causarnos daños irreversibles y económicamente muy cuantiosos, si continua el mantra de “el fin justifica los medios”, que está llevando adelante el gobierno en funciones, para volver a formar gobierno para los próximos cuatro años. Como bien explican los expertos juristas, que están alertando a los ciudadanos, la amnistía que tan alegremente están negociando, será un retroceso social y democrático, de incalculables consecuencias. Por ello, cuanto peor se encuentre la ciudadanía, con el temor real de que se lleve a cabo, mejor podremos defender nuestra democracia y los logros conseguidos en las últimas décadas. La movilización masiva y la repulsa sin paliativos a dicha amnistía, y a los chantajes de las minorías, son la única arma que tienen ahora mismo los españoles, con el objetivo de parar las consecuencias de lo que parece inevitable. 

Cuando los desafíos son graves y se enquistan, como está sucediendo en nuestro país, desde hace décadas, cuanto peor se pongan las cosas, mejor, porque las oportunidades de encontrar una solución definitiva aumentan, al llegar al borde del abismo e incluso empezar a caer, manteniendo la confianza de que podremos remontar, como el “ave fénix” de sus cenizas.