El nivel de enquistamiento al que ha llegado la situación del independentismo catalán, entre buena parte de la clase política catalana, demuestra una vez más, que los intereses de la mayoría de los ciudadanos van por un sitio, y la de muchos políticos por otro.

¿A qué se debe algo tan evidente?. Sin ninguna duda, a que unos tienen que buscar cada día como mantener sus sueldos y trabajos, mientras que otros, tienen la certeza de que sus cuentas recibirán las cantidades previstas cada mes, hagan lo que hagan.

Desde que comenzó este asunto hace años hasta la actualidad, ya se han aclarado todos los puntos importantes desde el punto de vista legal y económico, para que ya se hubiese resuelto. En primer lugar, no hay base jurídica que ampare la separación de Cataluña, por lo que ya todos sabemos lo que eso significa. Bruselas ha dejado claro que si se independizase de alguna manera, que desde luego no sería amistosa, no pertenecería a la Zona Euro. Desde el punto de vista económico, todos los informes presentados confirman la inviabilidad económica de una Cataluña fuera de España y de la Zona Euro.

Con todo esto claro y cristalino, es imposible entender como unos políticos pueden defender algo que llevará a quienes les votan a una situación dramática. Como tampoco se entiende fácilmente, que muchos ciudadanos defiendan ese suicidio económico, salvo que desconozcan el futuro que les espera.

Todo esto no dejaría de ser un asunto menor, si no perjudicase al conjunto de España. Un país como el nuestro, que ha estado a punto de ser intervenido, donde la situación económica dista mucho de haberse fortalecido, lo que necesita es buen gobierno y unidad. Las multinacionales están haciendo sus cuentas, por si se produjese la ruptura, y el impacto que les podría suponer en sus estrategias. Las americanas ya han aclarado que muchas de ellas abandonarían España, las japonesas, alemanas y francesas están a la expectativa.

Cuando la gran mayoría de los ciudadanos de España, estén en la región que estén, llevan años haciendo sacrificios para sacar este país adelante, es una auténtica irresponsabilidad y burla, el que se siga pensando en la amenaza independentista de Cataluña. Ahora que estamos recuperando la confianza de los inversores internacionales con dinero para financiarnos, que recibimos elogios del FMI, de Bruselas, de EEUU y de otros muchos países, sería una lástima que no se ponga freno a ese asunto, que tanto daño puede hacernos a todos.

Nos queda mucho camino por avanzar para salir de la crisis, por ello tendremos que seguir pensando en sacrificios, cambios, esfuerzo, adaptación y buenas dosis de responsabilidad colectiva e individual. ¿Quién será capaz de poner freno y aportar sentido común?. Sin duda, aquellos que han provocado que la situación llegue hasta dónde está ahora mismo. Afortunadamente hay mucha gente de bien entre los políticos, empresarios y ciudadanos de Cataluña, que están empezando a luchar para poner orden. Al resto de los españoles sólo nos queda darles las gracias, desearles mucha suerte y animarles a seguir con su valentía, para enfrentarse a una situación compleja y enquistada, que requiere de gente bien intencionada, para poder enderezarla. Animo a todos los que tienen que poner cordura, porque nos jugamos mucho, ahora que hemos salido de las profundidades, pero que aún nos queda mucho para llegar a la superficie.