El camino de la recuperación ya ha comenzado hace varios años, y sobre todo, cuando en el verano de 2012, el presidente del BCE dejó claro que haría todo lo que fuese preciso, para que la Zona Euro sobreviviese a la crisis financiera que comenzó en 2008.

Esta afirmación, que nadie pone en duda, parece que muchos han olvidado, a tenor de la virulenta reacción de los mercados, a la constatación del hecho de que Europa va a crecer menos. Por las caídas y momentos de pánico, pareciese que estamos de nuevo ante la crítica situación de 2008, pero eso no es así. Si bien es cierto que hablar de los problemas financieros en Grecia, nos recuerdan a la época en la que consideraban a España en el grupo de los “pigs”. Término despectivo con el que se definía a los países con riesgo de ser intervenidos, y grupo al que nosotros dejamos de pertenecer hace un año, cuando salimos de la recesión.

La reacción de los mercados se debe en buena parte a una realización de beneficios, tras las subidas, así como a las nuevas incertidumbres sobre si Europa volverá a la recesión o no. Para la gran mayoría de los expertos, estamos más ante un bache en el camino, que en un cambio de tendencia, hacia mercados bajistas. Lo que puede devolver la tranquilidad, y por tanto las subidas, está en manos del BCE y de los Ministros de Finanzas europeos. El primero tiene que seguir con su hoja de ruta, en la que tiene claro que seguirá ayudando a la economía europea con tipos bajos y dando liquidez, mientas que los segundos, tienen que poner encima de la mesa, medidas concretas que vayan encaminadas a conseguir un crecimiento sostenido de la economía, con inversiones o gasto productivo.

La canciller alemana sigue con su tajante posición de mantener  el férreo control de las cuentas públicas, en los distintos países. Italia ya se ha comprometido a cumplir los objetivos de déficit que le ha marcado Bruselas. Ahora queda por ver que hará Francia, que está negociando ganar tiempo, mientras que España sólo tiene que seguir su plan fijado hace años, y esperar a que los problemas de los demás, no impacten demasiado en sus pronósticos. Alemania se enfrenta al reto de volver a ser la locomotora, y para ello veremos qué está dispuesta a hacer, dado que lo que algunos sugieren, de aumentar el gasto público en infraestructuras, parece no estar entre lo que Merkel está dispuesta a ejecutar.

Como vemos, una vez más, estamos ante decisiones políticas que generan incertidumbre y que siempre cotizan a la baja en los mercados. El dinero sale de los mercados de renta variable, se refugia en la deuda de calidad o el oro, hasta que los precios de las empresas que cotizan son tan atractivos, que de nuevo vuelven las compras.

Ante esta situación, las gestoras de fondos mixtos han vendido parte de su exposición a renta variable, para volver en cuanto se calmen los ánimos y se despeje el horizonte. Una vez más, los mercados nos demuestran que la prudencia y la diversificación son fundamentales, al igual que no dejarse llevar por las situaciones de pánico, que nunca han sido buenas consejeras para tomar decisiones.

Los inversores más experimentados, teniendo en cuenta que estamos en la recta final del año, están aprovechando las caídas para hacer sus aportaciones a planes de pensiones que inviertan en renta variable, con la esperanza, casi certeza, que a varios años vista, la rentabilidad  será más que suculenta.

Como vemos, ante un mismo escenario, las interpretaciones son múltiples al igual que las reacciones. Estos son los momentos en los que las decisiones que se toman, definen a los inversores y a los profesionales del mundo financiero.

Esperemos que salgamos de bache con la mayor celeridad posible, porque eso significaría que Europa sigue por el camino del crecimiento y que la clase política ha sabido ganarse con confianza y credibilidad de los mercados.