Durante la presente semana el Instituto Nacional de Estadística ha informado de que los créditos hipotecarios llevan tres meses bajando de forma consecutiva y aumentado, dicha caída, de forma progresiva, fundamentalmente por la subida de los tipos de interés.
El menor número de créditos hipotecarios tiene dos orígenes, por un lado las hipotecas que no se conceden y que no se solicitan, y por otro lado las hipotecas que se cancelan anticipadamente. Respecto a las primeras, la subida de tipos hace que muchas familias no las soliciten, porque no pueden hacer frente sus economías domésticas a esos gastos. Por otro lado están las entidades financieras, que tras la crisis financiera de 2008, no pueden conceder créditos fácilmente, si no hay garantías suficientes de que se puede hacer frente al pago, como exigencias del Banco de España, para evitar situaciones de impago a futuro, que pongan en serios aprietos la solvencia de los bancos.
La batalla de las hipotecas, como negocio bancario, se libra ahora en quedarse con las mejores, es decir, las de los clientes más solventes, de ahí que muchas entidades estén dispuestas a negociar mejoras de las condiciones, para evitar que se puedan ir a otras entidades que les concedan mejores condiciones, de ahí la posición de fortaleza de este tipo de clientes, a la hora de negociar, algo que deben aprovechar a su favor.
Por otro lado están los que cancelan hipotecas, porque tiene liquidez para hacerlo y no están dispuestos a asumir pagar más intereses, porque en mucho casos no están acostumbrados a hacerlo. No debemos olvidar que hace más de 10 años que no subían los tipos, de ahí que muchas personas han pedido créditos, no tengan presente que siempre se pagaron intereses muy superiores a los que han visto. Ahora si que la situación se ha normalizado y además ha venido para quedarse.
Con esa incuestionable premisa, cuando una persona o una familia tiene el dinero para pagar la vivienda que desea comprar y pagar el crédito que en su momento solicitó para comprarla, lo que debe plantearse es que si invierte correctamente su excedente de liquidez, puede obtener una rentabilidad superior a los intereses que paga, por lo que desde el punto de vista financiero y racional, no tiene sentido desprenderse de la liquidez, quitando la hipoteca o pagando la vivienda al contado. Se trata de hacer una buena planificación financiera, para hacer frente a las cuotas, y obtener buena rentabilidad en los próximos años.
Todos los expertos coinciden en que este año es el mejor en más de una década, para invertir en renta fija, con la posibilidad de obtener rentabilidades por encima del 5% anuales, en los próximos cuatro o cinco años. Si pensamos en la renta variable y en que los años de amortización de una hipoteca pueden superar los 20 años, sin duda, la rentabilidad que se puede obtener con una gestión activa, global y diversificada, superará los intereses que se paguen por el crédito.
Además de todo ello, hay que tener presente, que no es lo mismo tener una hipoteca en los primeros años de su adquisición que en los últimos, porque en este caso, el impacto de la subida de tipos es inferior, dado que la parte de amortización en la cuota que se paga, es mucho mayor que los intereses, y además va aumentando.
Por todo lo expuesto, la conclusión final nos lleva a afirmar, una vez más, que tomar decisiones en materia financiera, sin una buena planificación y asesoramiento, puede ser muy dañina para los patrimonios, de forma inmediata y para el futuro. Una vez más la racionalidad debe conducir la toma de la decisión y no la impulsividad o falta de experiencia.