A medida que se van sucediendo las semanas, la publicación de los datos macro, relativos a los IPC y todo lo que les rodea, están dando mayor certeza al futuro de los tipos de interés.
Desde que en enero, los mercados tuvieron la certeza de que los tipos no iban a bajar en el primer trimestre del año, la especulación sobre cuándo se iba a producir y con qué intensidad, ha acompañado a todos los informes de los expertos.
Los presentantes de la Reserva Federal Americana y del Banco Central Europeo, han venido advirtiendo de que el comienzo de las bajadas de tipos y su intensidad, iban a depender directamente de la evolución de la inflación, concretando que se analizarían cada mes, para monitorizar sus avances hacia la consecución del objetivo del 2%.
Desde finales del año pasado, buena parte de los economistas ya advertían que la inflación iba a ser más persistente de lo que al mercado le gustaría, porque el último tramo del camino hacia el objetivo, era el más complejo de conseguir.
El dato de inflación de esta semana en EEUU, con esa subida por encima de lo previsto, sumado al dato de desempleo del viernes de la semana pasado, ha sido interpretado por los expertos, como condicionantes de imperiosa fortaleza, como para que la Fed americana sorprenda, frente a lo que se esperaba, y no baje los tipos de interés en junio.
Para evitar seguir con las especulaciones a corto plazo, muchos analistas ya estiman que la FED bajará los tipos antes de las elecciones americanas, en el mes de noviembre. Los mercados de capitales han reaccionada con subidas en la rentabilidad y caída en precio, de los bonos gubernamentales americanos, sobre todo en los plazos más cortos. Con ello, los gestores están rehaciendo carteras, para aprovechar las nuevas oportunidades que se presentan, al alejarse la bajada de tipos.
Por su parte, el BCE, además de mantener esta semana los tipos de interés en el 4,5%, en comentarios de su presidenta, ha dejado claro que no va verse condicionada por lo que hagan otros bancos centrales. La interpretación del conjunto de sus declaraciones, hace que casi el total del mercado, espera bajada de tipos para el 6 de junio. La mejora de la inflación en la Zona Euro, que se encamina al objetivo, así como la debilidad de la economía, están entre las razones por las que todo apunta a que el BCE bajará tipos antes que la FED americana.
En las bolsas, el sector bancario ha sido el que se ha visto afectado con caídas, dado que un entorno de tipos más bajos, supone menores beneficios.
La característica común a todos los mercados, desde el comienzo del segundo trimestre, ha sido un aumento de la volatilidad, con sesiones de realizaciones de beneficios y consolidación de niveles, seguidas de otras con rápidas recuperaciones de los precios.
En las próximas semanas asistiremos a la publicación de resultados de las empresas que cotizan en bolsa, comenzando por algunos bancos americanos, lo que será determinante para la evolución de los principales índices bursátiles, dado que las incógnitas sobre la política monetaria, ya se van despejando.