Una semana más, los expertos siguen lanzando advertencias respecto a la economía China, y últimamente sobre su mercado inmobiliario.
Consideran que buena parte de la ralentización de la actividad industrial, se debe a la debilidad de la vivienda y las exportaciones. El deterioro de las perspectivas del mercado laboral están provocando que el consumo se ralentice de forma brusca.
El gobierno chino se ha marcado como objetivo que la economía crezca en torno al 5%, algo que no alcanzarán sin la ayuda del gasto público y el apoyo al crédito. Como suele suceder en las épocas de incertidumbres económicas, los ciudadanos chinos prefieren mantener la liquidez, antes que comprar viviendas, de ahí que los promotores tengan problemas importantes para entregar las nuevas viviendas, lo que pone en serios aprietos a muchas empresas inmobiliarias chinas, que supondrá una limpieza, para que sólo sobrevivan las más fuertes. Esta crisis inmobiliaria ya comenzó hace más de dos años, pero ahora se están sintiendo con más fuerza sus consecuencias.
Según los analistas, el gobierno chino es más propenso a dar ayudar a las empresas que crean empleo, que a los propios ciudadanos, porque las ayudas son más productivas. Como vemos, una política muy diferente a la que llevan a la práctica países como en nuestro, que a largo plazo se demuestra que son políticas fallidas, que provocan mucho gasto y poco retorno. Tal vez por ver esas experiencias fallidas en múltiples ocasiones en los países occidentales, es por lo que China, en la crisis más profunda que sufre desde hace décadas, quiere aplicar otras medidas.
Como sucedió con la crisis financiera de 2008 en occidente, provocada por el mercado inmobiliario, China tendrá que hacer reestructuraciones de deuda y asumir pérdidas, para lo que en principio tiene capacidad. En la crisis de 2008, China no sufrió ningún impacto porque su crédito era saludable y la situación económica más favorable. Ahora que la economía americana maneja de forma estoica la subida de tipos, China está pasando su particular vía crucis, provocado por la gestión deficiente de la pandemia.
Con esta situación, el mercado de renta variable en China está cayendo con fuerza, en contraste con las fuertes subidas de todo lo relacionado con la inteligencia artificial o las empresas de calidad, a lo largo del mundo.
El Banco Popular de China acaba de adoptar una serie de medidas para aumentar la liquidez del sistema, en forma de préstamos a los bancos y rebajas en los intereses hipotecarios, así como a las cuotas de entrada necesarias para adquirir viviendas.
Para fortalecer el yuan, su moneda local, el banco central chino ha anunciado que recortará en dos puntos, del 6% al 4%, la tasa obligatoria de divisas extranjeras para las instituciones financieras.
Los analistas están muy atentos a todas las medidas de ayuda a la economía que se vayan implementando, así como el impacto que pueden ir teniendo, dado que al ser la segunda economía del mundo, su situación afecta de forma relevante al resto de economías occidentales, inmersas en su particular lucha contra la inflación.