Como bien sabemos, los mercados financieros descuentan lo que va a venir, por tanto actúan con las expectativas y de ahí la célebre frase: la bolsa sube con el rumor y baja con la noticia. Lo que resulta complejo es saber cómo aplicarlo en la gestión personal del patrimonio, para obtener buenos resultados y evitar quebrantos económicos serios.
Ese comportamiento de los mercados, siempre ha descolocado a los ahorradores, que consideran a los mercados muy complejos e imprevisibles, cuando realmente no lo son tanto. El inversor particular suele cometer siempre el error de invertir con el retrovisor, es decir, elegir los activos en función de lo que han hecho en el pasado, lo que eleva las probabilidades de confundirse, e incluso provocar daños muy cuantiosos, si además se incumple el principio básico de la diversificación. Esto puede que les suceda a muchos inversores con los activos de renta fija o con los países emergentes, pero por razones muy distintas. La renta fija porque mirando por el retrovisor, nos anima a comprar alegremente y los emergentes porque nos invitan a no entrar, tras el año de severo castigo que llevan. En ambas situaciones, actualmente, la gran mayoría de los profesionales recomiendan hacer justo lo contrario, de lo que el inversor particular está pensando en hacer.

En las últimas semanas, con los mercados financieros y la Semana Santa nos ha pasado algo similar. La semana de Pasión propiamente dicha, es ésta, mientras que los mercados, adelantándose al presente, la han sufrido la semana anterior con caídas realmente importantes. Ahora que ya estamos inmersos en las procesiones, limonadas y actos religiosos de profunda espiritualidad, los mercados han optado por subir, adelantándose a la Pascua de Resurrección. Entre las razones que han pesado positivamente en el ánimo de los inversores, podemos mencionar: la menor caída del crecimiento de la economía China, unos mejores resultados de compañías como Citigroup, Yahoo o Intel, la mejora de las ventas minoristas en EEUU, o el dato de IPC de la Zona Euro, que hace presagiar la inevitable actuación del Banco Central Europeo.

De todos los informes que publican las principales gestoras del mundo, en esta semana llama la atención la coincidencia en muchas de ellas, respecto a los países emergentes. Los grandes damnificados, desde que hace casi un año Bernanke cambiase la reglas del juego en EEUU, con su política monetaria, ahora son mirados, desde la favorable perspectiva de sus atractivas valoraciones. En el corto plazo no se espera que tengan un comportamiento positivo, pero consideran que pensando en el medio y largo plazo, no resulta descabellado empezar a comprar, esperando a que llegue de nuevo su momento de gloria.

En cambio con la renta fija, tras los espectaculares resultados de los últimos años, y ante un contexto de subidas de tipos en EEUU, así como los mínimos que se están alcanzando en los países periféricos con España, las oportunidades de buenas rentabilidades son menores y las amenazas mucho mayores.

En este contexto, los inversores deben revisar sus estrategias de inversión, para ir gradualmente adaptándolas a los nuevos escenarios, dejando al margen la compra de productos bancarios de moda, más preparados para hacerles cautivos durante los próximos años, que para aprovechar las oportunidades de los distintos mercados.