La confirmación por parte del Presidente de la Reserva Federal Estadounidense de que a finales de este año, comenzará la retirada de la ayuda cuantitativa a la economía y que los tipos de interés podrían empezar a subir oficialmente en 2015, ha supuesto un baño de realidad para los mercados.

Desde finales de 2008, los tipos de interés han estado históricamente bajos en EEUU, y la Reserva Federal ha tenido que aplicar varios paquetes de ayudas y estímulos para sacar a su economía de la recesión. El Banco Central Europeo ha hecho lo mismo, pero más dilatado en el tiempo, no olvidemos que la última rebaja de tipos ha sido reciente, con la diferencia de que aún tenemosla economía europea en recesión, mientras que la americana está creciendo.

Como hemos destacado en muchas ocasiones, salir de esta crisis no tenía una hoja de ruta preestablecida, porque nunca había sido de estas características y las medidas adoptadas por los Bancos Centrales han sido una prueba, cuyos efectos secundarios todavía están por ver, porque no les quepa la menor duda, que los tendrá. De hecho a Bernanke le preocupan las posibles burbujas y desequilibrios, que tanta liquidez en el sistema puedan estar desarrollando. De ahí que avisase en mayo de lo que se avecinaba, y esta semana lo ha dejado claro, para que nadie se llame a engaños. La economía estadounidense tendrá que demostrar que es capaz de crecer sin respiración asistida, con unos tipos de interés que empezarán a subir, pero con una inflación bajo control.

Ahora la pregunta que debemos hacernos es cómo va a impactar todo lo que se avecina, en la maltrecha economía europea, en la floreciente Japón y en la estancada China. No olvidemos que la subida de tipos de interés en EEUU, se va a trasladar también a Europa y a otros mercados, con el consiguiente impacto negativo para sus economías.

Cabe la posibilidad de que la retirada de los estímulos haga retroceder la evolución de la economía estadounidense, y que el nuevo Presidente de la Fed, dado que Bernanke dejará el cargo en enero de 2014, se vea obligado a aplicar de nuevo algún tipo de ayuda.

Estas incertidumbres son las que han hecho que las bolsas recorten, porque descuentan el impacto que pueda tener en el crecimiento de la economía mundial, y un despertar de la ensoñación de tanta liquidez que ha entrado en los mercados. Los mercados de renta fija serán los que más sufran, y los que también más preocupan a muchos gestores, de ahí la necesidad de diversificar distintas estrategias para garantizar un impacto limitado con las subidas de tipos.

Los inversores ya han sufrido en sus carteras la depreciación de los activos, como consecuencia del nuevo escenario, y para algunos expertos, la reacción ha sido excesiva, de ahí que sigan apostando por los activos de renta variable para final de año, entre los más atractivos para recuperar las rentabilidades que se habían acumulado hasta mayo.

En el campo de los créditos, además del aumento de los diferenciales de las entidades financieras para aumentar sus márgenes y beneficios, nos iremos encontrando con un Euribor, cuyos mínimos históricos, posiblemente ya los hayamos visto, y que irá encareciendo también las hipotecas y créditos, de forma gradual en los próximos años.

El mejor escenario posible sería que las economías pudiesen crecer sin las ayudar de los Bancos Centrales, y que pudiesen soportar el impacto de las subidas de tipo. Si eso sucede y las empresas aumentan sus beneficios, una buena gestión de la renta variable, podría resultar muy rentable en los próximos años. Aunque eso fuese así, nadie espera crecimientos económicos mundiales galopantes.

El verano que acaba de comenzar se aventura con resaca para los mercados, que tendrán que asimilar la resaca del impacto que han sufrido en las últimas semanas.