El flamante reelegido presidente de los EEUU parece que ha dicho a sus asesores que quiere pasar a la historia como el mejor presidente de los EEUU. Desde que Obama irrumpió con fuerza en la escena política americana, parece difícil negar que tiene intenciones reales de hacer cambios históricos, algunos de ellos con tintes realmente idealistas.

Obama mantiene su residencia en la Casa Blanca para los próximos cuatro años, sin la presión de tener que volver a luchar por la reelección, pero con retos económicos de enorme  magnitud. La primera declaración de intenciones, parece que la ha recibido su equipo asesor, al afirmarles que quiere pasar a la historia como el mejor presidente de los EEUU. Lo que no sabemos, con certeza, es a qué se refiere exactamente y cómo lo va a llevar a la práctica.

Imagino que cuando piensa en ello, tendrá en su memoria a su admirado presidente Lincoln, que sin duda se ha ganado estar entre los mejores presidentes de EEUU, entre otras cosas,  por conseguir que un día, un presidente americano, fuese de color, al ganar la guerra contra el sur, aboliendo con ello la esclavitud. Ambos personajes, Lincoln y Obama, ya hacen de por sí un tándem histórico, demostrando cómo las decisiones políticas arriesgadas y novedosas que suponen progreso para la humanidad, terminan dando frutos en el largo plazo. De ahí la generosidad de ese tipo de líderes políticos, que arriesgan su vida e incluso la pierden, ante la defensa de valores humanos y cambios trascendentes para sus respectivos ciudadanos. Esos líderes no piensan en el corto plazo ni en ser reelegidos, no piensan ni siquiera en ver y disfrutar de los logros de su trabajo, sólo piensan en servir al pueblo sin cálculos personalistas.

Qué lastima, que ahora no tengamos hacia donde mirar en la política mundial, para encontrar ese tipo de líderes políticos, que en otros épocas teníamos en casi todos los países en algún momento de su historia.

En cualquier caso, si Obama quiere realmente pasar a la historia como el mejor presidente, oportunidades y retos importantes no le van a faltar para demostrar si merece estar en esa categoría, o en la de uno más de los presidentes, con sus luces y sombras.

A nivel internacional prácticamente todo el mundo se siente cómodo con que Obama siga siendo el presidente, claro, menos aquellos que en la batalla de la conquista de la Casa Blanca, se hayan declinado expresamente por el candidato perdedor, y posiblemente, estarán tanto menos cómodos cuanto mayor haya sido la guerra sucia que hayan utilizado en la defensa de sus objetivos.

En cualquier caso, la transformación a nivel mundial que se está produciendo, requiere de algunas piezas estables como son Obama, o Merkel para el año próximo. No se trata de si hay candidatos mejores, sino de que no se puede cambiar de rumbo de forma drástica en estos momentos cruciales para el mundo, como sucedería si otros interlocutores entran en escena.

Parece que los americanos así lo han visto y reconococido,  por lo que le deseamos a Obama mucha suerte, no tanto para que sea el mejor presidente de la historia americana, sino para que sea capaz de evitar la recesión de la economía doméstica, que siga apoyando a nuestro país en Europa, y que ayude a llegar a buen puerto los cambios mundiales en los que estamos inmersos.