Los datos de empleo publicados esta semana, nos han dejado la buena noticia de que estamos por debajo del 24%, lo que supone la mejor cifra desde el año 2011. El sentimiento mayoritario refleja, desde hace meses, que la destrucción de empleo ha quedado atrás y por tanto el futuro es más esperanzador.

La criticada reforma laboral, así como la política económica del Gobierno, está dando sus frutos, por mucho que algunos no quieran reconocerlo. ¿Cuándo se ha visto en este país que se reconozcan los logros económicos de los gobiernos del PP?. La verdad es que nunca. El Gobierno está dando muchos bandazos en determinadas materias y está cometiendo errores importantes en varias cuestiones, pero de ingratos y desagradecidos sería no reconocer que se encontraron un país a punto de ser intervenido, y que tres años después, estamos hablando de crecer más que Alemania y de que nuestra economía es capaz de crear empleo, con tasas de crecimiento modestas.

Ahora que tanto escandalizan los robos, casi generalizados, de muchas personas que eran referentes políticos o financieros, nuestra sensible conciencia, debe darse cuenta que no reconocer méritos ajenos, también es una forma de robo, aunque no haya intercambio de dinero por el medio. Aprovechemos que estamos limpiando nuestra sociedad, para intentar llegar hasta el fondo de los asuntos y a la mayor sensibilización social posible, sobre todo en asuntos de valores. Juzgar al prójimo siempre es más fácil que actuar de forma honorable y lícita. No obstante la crítica pierde valor, cuando el que la hace no tiene autoridad moral, por su intachable conducta.

En el punto al que hemos llegado, sería deseable, que el Gobierno siguiese por la senda que nos ha traído hasta aquí, aún a costa de jugarse la estabilidad política en las próximas elecciones. La amenaza de partidos políticos que representan ideologías históricamente dañinas para las sociedades, no debe hacer cambiar el rumbo, teniendo muy presente que se gobierna para personas inteligentes, que necesitan de gobernantes valientes y decididos, que piensen en el bien común de todos los ciudadanos, dejando a un lado los votos que puedan conseguir. ¿Utopía?, tal vez, pero sólo si pensamos de forma utópica e intentamos actuar de forma comprometida, podremos conseguir que sea una realidad la mejora de la situación económica.

Muchos expertos consideran que es crucial que el Gobierno lleve a cabo otra reforma laboral y que controle el déficit, sobre todo de las Comunidades Autónomas, para conseguir que los avances económicos sean consistentes y duraderos. Si así lo hacen, les lloverán las críticas y las quejas, pero aquellos que encuentren trabajo o mejoren su situación económica personal, sin duda tendrá motivos para estar agradecidos.

Una sociedad que se tiene que reinventar, hasta en dar prioridad al valor del trabajo bien hecho, no al dinero que se recibe como retribución, necesitará más tiempo que unos simples datos económicos, por muy favorables que sean. Necesitaremos décadas de discursos favorables hacia las bondades del trabajo, así como ejemplos meritorios, de personas que representen los valores que deseamos volver a recuperar. Tendremos que esperar a que los lamentables ejemplos que cada día ocupan las noticias, pasen a un segundo plano, y que sean denostados por la opinión social, para que nuestros jóvenes y niños, no quieran parecerse a ellos.

Por tanto y en conclusión, la labor de reducir el desempleo a niveles mínimos, será responsabilidad de todos nosotros, como actores de un drama, en el que cada uno tiene su papel y que precisa de que todos los cumplan, para conseguir el objetivo común. Posiblemente una nueva utopía, pero que tal vez se convierta en realidad. Nuestra historia reciente y pasada, nos ha dejado muchos ejemplos. Sigamos trabajando para salir adelante.