La última semana ha estado más calmada que las anteriores, en los mercados financieros. Lo que no sabemos es si ha llegado para quedarse, o si por el contrario, será flor de varios días, para volver a marchitarse.

Llegados al ecuador y en la recta final del estival mes de agosto, se agradece la calma, tanto en los mercados, como en las vacaciones, para aquellos que las estén disfrutando. Para eso son las vacaciones, para disfrutar, con calma, de aquello que no podemos hacer el resto del año, dado que la climatología, la inercia diaria y la constante actividad, nos lo impiden.

No obstante, deberíamos autoimponernos, como objetivo personal, el encontrar momentos de calma, cada día del año, aunque no estemos de vacaciones. Lejos de la tecnología, los ruidos y las distracciones, la mente encuentra una auténtico descanso en esos minutos que cada día podamos apagarla y dejar que reflexione sobre lo que realmente le importa. Dicho ejercicio nos ayudará a ser más creativos, a reducir los niveles de ansiedad y a disfrutar de cada día, aunque esté cargado de problemas, tensiones o frenética actividad.

El igual que nuestra vida, los mercados financieros necesitan momentos de calma, fruto de la aceptación de un nuevo escenario, aunque sea desfavorable y ante las previsiones de que en el futuro, las expectativas económicas será mejores. Eso les ha pasado a los mercados esta semana. Ya tenían descontado que Alemania, la locomotora de la Zona Euro, estuviese creciendo menos, ahora esperan que el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania no sea demasiado severo en el PIB, en los próximos meses. Si además, todos los países de la Zona Euro, incluida Alemania, continúan con sus reformas estructurales, para que sus respectivas economías vayan mejor, la calma se convertirá en optimismo, y ya sabemos que eso siempre cotiza al alza.

La calma en las tensiones geopolíticas, tanto en Ucrania como en Gaza, también es de agradecer, no sólo por los asuntos económicos, sino también por el componente de desgracia que suponen todos los conflictos bélicos, desde el punto de vista humano. Habrá que ver cuánto dura, porque aunque todo el mundo está en contra de las guerras y los conflictos, lo cierto es que, muchos de los que así piensan, son los primeros en provocarlos o en responder a las provocaciones. El siempre complejo asunto de la paz y la guerra, desgraciadamente, no encontrará soluciones que lo erradiquen definitivamente de la faz de la tierra, por lo que siempre encontraremos víctimas inocentes y daños económicos, para los implicados, así como para el resto del mundo. No olvidemos que la globalización hace que todos los asuntos relacionados con la economía, nos afecten, con independencia del país en el que se generen y en el que nosotros nos encontremos.

Por lo que respecta a los asuntos domésticos, suponen una dosis de calma o tranquilidad, los buenos datos macroeconómicos, que son el fruto de los sacrificios llevados a cabo hasta el momento, lo que nos dará ánimos para seguir reformando y sacrificando, aunque con la garantía de que todo ello servirá para algo. No hay mejor motivación para seguir luchando, que los logros que se consiguen en los momentos de dificultad o cambio, como los que estamos viviendo desde hace años.

Si conseguimos mantener la calma, cuando algo de lo que nos rodea la pierda de forma momentánea, el impacto que suframos, a nivel particular, será inferior.Aprendamos a convivir con las situaciones complejas y tensas, minimizando los impactos, porque los nuevos tiempos las multiplicarán, por ello debemos aprender a sobrevivir en un nuevo entorno. Una vez más, ello depende única y exclusivamente de cada uno de nosotros, en nuestra actitud y en nuestra fortaleza mental, está la diferencia.