El volatilidad tan extrema que están sufriendo los mercados en este comienzo de año, está motivando que todos los actores en el mundo financiero, estén analizando con detalle los acontecimientos, el impacto y la repercusión en cada economía, activo o sector.

En los últimos meses, en determinado foro, se ha estado hablando de las bondades de la gestión pasiva frente a la activa, es decir, comprar o invertir en índices, en lugar de confiar en el buen hacer de los gestores. Los que hacen esas afirmaciones categóricas, de que la máquina y lo sintético puede ser más rentable que lo que viene de la mano del hombre, lo hacen analizando sólo los costes y las menores rentabilidades de algunas estrategias o gestores. Para los que piensan que replicar un índice es mejor estrategia que confiar en la gestión flexible de profesionales que ponen su talento, su intuición y su experiencia, al servicio de los inversores, estos momentos de mercado, les están tirando por tierra sus teorías.

Con las caídas generalizadas de los mercados, como las que estamos sufriendo, las inversiones pasivas en índices, no tienen ninguna posibilidad de salvarse y sortear los recortes, mientras que los gestores sí pueden hacerlo, cubriendo las carteras, haciendo selecciones de activos más apropiadas para el momento, y todo ello sin tenerse que ver encorsetados por un índice.Por eso las estrategias acertadas, amortiguan el impacto de las caídas, recogen mejor las subidas y ayudan a los inversores a preservar patrimonios. De hecho las buenas gestoras, sobre todo internacionales o nacionales independientes, en el largo plazo, que es cuando hay que analizarlos, obtienen mejores rentabilidades que los índices sobre los que se referencian, porque no los siguen, sino que los utilizan como comparador, por ser lo más parecido al tipo de gestión que están llevando a cabo.

El inversor debe poner de su parte, la cultura financiera, para saber que en momentos como los actuales hay que evitar salir y entrar del mercado de forma impulsiva, si se está haciendo una gestión del patrimonio a través de fondos de inversión, si es la estrategia es correcta, se ajusta a sus circunstancias personales y está en manos de los mejores gestores del mundo.

También es momento de recordar que los fondos de inversión de gestión activa no quiebran, salvo que lo hagan todos los gobiernos y empresas que respaldan los activos financieros que compran los gestores, algo impensable salvo catástrofes imprevisibles que acaben con el mundo, tal cual lo conocemos. Por el contrario en la gestión pasiva, dado que son productos sintéticos, puede hablar problemas de liquidez u otras eventualidades, que impidan al ahorrador recuperar su dinero.

Por todo ello, la gestión activa, con el talento humano, es la única capaz de hacer frente a situaciones de mercado muy complejas, para conseguir recuperar las pérdidas que los mercados pueden provocar en momentos como el actual, y obtener buenos resultados en cuanto los mercados recuperan la tranquilidad.

Ejemplo de todo esto lo vivimos en la crisis de finales de 2008, donde después de las caídas, las rentabilidades de los distintos activos fueron espectaculares, dejando en nada, las rentabilidades de los depósitos o cualquier otra alternativa para el ahorro.

Ahora nos queda confiar en la gestión profesional de los gestores internacionales o nacionales independientes, y recordar que el largo plazo es lo que nos aporta los resultados que esperamos como inversores, pero la reflexión debe imponerse, frente a los impulsos, porque para eso somos personas y no máquinas.