La subida de los tipos de interés ha hecho resurgir a los depósitos bancarios, cuando han estado desaparecidos durante décadas.
El que había sido la hucha de los ahorradores españoles durante décadas, fue perdiendo todo su interés, a medida que los tipos de interés tuvieron que bajar para contener el tsunami financiero de 2008, y posteriormente el drama económico generado por el Covid.
Cuando el monstruo de la inflación ha vuelto con mucha fuerza e intensidad, los bancos centrales de todo el mundo se han visto obligados a subir tipos de interés de forma nunca vista, para controlar a ese monstruo que lo devora todo a su paso.
Los bancos comerciales, que habían visto durante años, que el dinero que sus clientes depositaban en cuentas a la vista, les generaban importantes costes con el Banco Central Europeo, ahora que han subido los tipos hasta el 4,5%, no han tenido prisa, ni la tienen, por remunerar a los ahorradores. Ahora que las vacas gordas han vuelto, están quedándose con esos ingresos, que no retribuyen al ahorrador, para compensar los años de pérdidas.
Desde el BCE han instado a los bancos españoles a que vayan retribuyendo los depósitos, de ahí que ya se vean ofertas en el mercado.
No obstante, esta retribución, no hace mejores a estos vehículos del ahorro, que a lo largo de la historia no han conseguido superar la inflación ni mantener el poder adquisitivo de los ahorradores. La baja rentabilidad y los costes fiscales, les alejan de ser un refugio seguro para los ahorradores. El monstruo de la inflación se come los ahorros de los depósitos, de forma inexorable.
Además de esa realidad, la seguridad que parece otorgar a algunos ahorradores con poca cultura financiera, también es ficticia. El hecho de que estemos ante un contrato de depósito, provoca que la propiedad del dinero pase a menos del banco, con el consiguiente riesgo de corralitos, nacionalizaciones del ahorro o de quiebra de una entidad bancaria, porque de todos es sabido que el fondo de garantía de depósitos de nuestro país, no tiene fondos suficientes para cubrir los 100.000 euros por cuenta, que está establecido, ni para los clientes de un banco mediano.
Ante todas estas realidades, los depósitos no son lo que parecen, sino que son realmente una muerte asegurada para el patrimonio familiar.
Los ahorradores que busquen preservar sus patrimonios, tendrán que convertirse en inversores, en el mejor momento de las últimas décadas, bien sean inversores de perfil conservador o moderado.
Como estamos comentando constantemente, las inversiones en renta fija, a través de fondos de inversión, son una oportunidad histórica, que sólo aprovecharán los que no se dejen seducir por los cantos de sirena de los depósitos.