Los presidentes y gobernadores de los principales Bancos Centrales de las economías desarrolladas son las personas más seguidas por los mercados, tanto por las decisiones que toman, como por las declaraciones que hacen.

En estas dos últimas semanas, tanto la Reserva Federal Americana, como el Banco Central Europeo han copado la máxima atención, por la importancia del momento en el que se encuentran tanto la economía americana como la europea.

En la última semana de enero era la marcha de Bernake en la Fed y su decisión de aumentar la cuantía de la retirada de los estímulos, al tratarse de su última intervención como presidente, lo que ocupó buena parte de los titulares económicos. El lunes día 3 de febrero, tomaba posesión la nueva presidenta, Yellen, que en los cien años de historia de la Fed, se ha convertido en la primer mujer en ocupar el cargo. Este acontecimiento, junto con otros muchos, desde que comenzase la crisis en 2008, están poniendo en evidencia la profundidad de los cambios que se están produciendo.

Resulta llamativa la actual coincidencia de mujeres en puestos de enorme poder y trascendencia. Además del mencionado, que sin duda hablamos de la mujer más poderosa del mundo, al estar al frente del Banco Central de la primera economía del mundo, tenemos que sumar la Canciller alemana, Angela Merkel, con su absoluto liderazgo en la política Europea en esta crisis, o la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde.

En la primera semana de febrero toda la atención ha estado centrada en Mario Draghi, que una vez más convence a los mercados de que sus decisiones en contra de lo que se espera, son las mejores y consigue un grado de confianza en los mercados financieros muy llamativa, respecto a lo que fue su antecesor. Cuando llegó al cargo se le apodó como “supermario” y sin duda, hasta el momento, está haciendo honor al mismo. Cuando en julio de 2013 afirmó con rotundidad que haría lo que fuese preciso para que el euro se mantuviese, se ganó la confianza de los mercados, en lo que fue un antes y un después para el devenir de la crisis en la Zona Euro. También lo hizo cuando bajó los tipos de interés por sorpresa, o en esta ocasión, cuando con total sinceridad ha dicho que el escenario actual con la economía en la Zona Euro es demasiado complejo, para apresurarse en tomar decisiones, para combatir el temor a una posible deflación. Necesita tiempo para analizar los datos en febrero y en marzo se volverá a pronunciar.

Las acciones concertadas de los principales Bancos Centrales del mundo el septiembre de 2008 para evitar el colapso financiero en las principales economías del mundo, nos dice el grado de complicidad y coordinación que existe entre ellos en los momentos críticos. Algo que es de agradecer, en un mundo cada día más complejo, desde el punto de vista financiero, en el que puntualmente se precisan actuaciones contundentes por parte de los “guardianes de las finanzas mundiales”.

Las declaraciones de los presidentes y gobernadores, suelen ser muy seguidas y desmenuzadas en cada una de sus intervenciones. Se analiza milimétricamente lo que dicen y lo que han querido decir. Mario Draghi ha afirmado que los mercados entienden ahora mejor sus funciones en política monetaria que hace uno o dos años. Tal vez ayude la claridad de sus declaraciones y la contundencia en la toma de decisiones. Sea como sea, lo importante es que los mercados y los presidentes de los bancos centrales tengan una relación de confianza lo más estrecha posible, porque ello reduce las incertidumbres, lo que hace que la volatilidad esté más controlada, algo que es de agradecer, para evitar sobresaltos, en muchos casos innecesarios, que tanto alarman a los inversores finales y que causan cuantiosos perjuicios económicos.

Ahora le llega el turno a Yellen. Su primera comparecencia será muy expectante, para ir tomándole al pulso a su forma de comunicarse con los mercados. Todo apunta a que su línea continuista con su predecesor le debe ayudar, dado que eso le ha proporcionado la confianza, incluso antes de jurar el cargo, pero ahora ya está en primera línea y debe cumplir con las altas expectativas que ha creado.

Esperemos que así sea, porque en este año y en el próximo, las políticas monetarias tanto en EEUU como en Europa, serán decisivas para del futuro de las economías. Después  y como siempre, cuando hayan dejado el cargo y vayan pasando los años, la historia juzgará si  lo ejercieron con más aciertos o errores.