Cuando en 2022, el monstruo de la inflación llegó a máximos, los principales bancos centrales de las economías occidentales, tomaron la decisión de subir tipos de interés, para doblegarlo. En EEUU y en la Zona Euro, se produjeron las subidas de tipos con mayor intensidad, llevándolos a los niveles más altos de las últimas décadas.
A finales de 2023, finalizó esa subida de tipos, y comenzó el seguimiento de la evolución de la inflación, para confirmar que estaban en el nivel apropiado para controlarla, para llevarla hasta el objetivo del 2%. El primer tramo de recortes, hasta llevarla en torno al 3,5% se hizo relativamente rápido, pero a partir de ese nivel, está costando mucho más doblegarla.
El sector servicios y sobre todo las subidas de los salarios, así como la fortaleza del mercado laboral, están siendo el auténtico caballo de batalla. No obstante, con la inflación en el 2,5% en la Zona Euro, ya ha animado al BCE a realizar su primera bajada de tipos, aunque la siguiente no se producirá, hasta que tengan la absoluta certeza de que el objetivo marcado se va a cumplir.
Por su parte, en EEUU, no está claro cuando se va a producir la primera bajada, porque todavía la inflación se sitúa por encima del 3% y la FED no quiere precipitarse. Un error de cálculo en la bajada les puede llevar a tener que subirlos de nuevo, antes de tiempo, algo que sería muy dolorosa para los americanos y un enorme desprestigio para los miembros de la FED.
El sector industrial de la economía de la Zona Euro se está resintiendo de forma importante tras la subida de tipos, mientras que el sector servicios ha aguantado mejor. Por su parte, en EEUU toda la economía ha resistido mejor, aunque en el último mes, los datos empiezan a reflejar una mayor debilidad del sector servicios y del mercado laboral, comparado con los meses anteriores.
Las economías han conseguido esquivar la recesión que se temía, en este escenario de tipos altos durante más tiempo, al tiempo que los resultados empresariales han sido mejores de lo que esperaban los analistas y con ello han ayudado a las cotizaciones, sobre todo de los sectores relacionados con la tecnología.
A partir del 11 de julio comenzará la publicación de resultados del segundo semestre y las previsiones del tercero, donde los analistas están siendo más exigentes en sus informes, lo que puede provocar que en muchos casos no se cumplan, lo que puede provocar decepciones y realizaciones de beneficios, en determinados valores.
En cualquier caso, el balance del primer semestre del año es muy favorable para los inversores, que ven como sus carteras, acumulan entre el 3 y el 7% de rentabilidad, según el nivel de riesgo, pero siempre con diversificación tanto en activos, como gestoras, para reducir con ello la volatilidad y conseguir una atractiva rentabilidad.