Los mercados llevan un par de semanas más tranquilos, tras el primer susto del año en la recta final de enero, con la crisis en el mercado de divisas de los países emergentes. No pensemos que lo peor ha pasado, porque 2014 no será un año fácil.
El hecho de que casi de forma unánime todas las gestoras hayan recomendado la renta variable para este ejercicio, puede hacer perder de vista a los inversores, el hecho de que hay que diversificar, y no dejarse llevar por la ambición, en muchos casos descontrolada.
La psicología de los inversores siempre tiene el mismo comportamiento. Cuando los mercados bajan, quieren vender la renta variable y los activos que peor lo hacen, mientras que cuando suben, su predisposición a aumentar los niveles de riesgo, les puede llevar a situaciones no deseadas. El control de sus emociones se empaña de forma alarmante, lo que nos permite decir, que en pocas ocasiones, el propio inversor es su mejor asesor. En la medicina ocurre algo similar.

Para este 2014 la prudencia debe ser máxima, a la hora de hacer y revisar las estrategias de inversión. Los mercados emergentes están muy lejos de solucionar sus problemas actuales, por lo que volverán a provocar algún que otro susto, en los próximos meses. Bien es cierto que cada vez están mejor en sus valoraciones, por lo que aunque no estén de moda en las recomendaciones de los gestores, tal vez pensando en el largo plazo no sea mala idea mantenerlos, para ser los primeros en disfrutar de la recuperación. Casi sin ninguna duda, se producirá cuando menos se espere, y dejará a muchos fuera. Sólo tenemos que analizar lo que ha sucedido con España y Europa en el año anterior, que hemos pasado, casi de la noche a la mañana, de no estar en ninguna quiniela, a ser favoritos. Esto es lo que sucede con los mercados, que cambian de parecer muy rápido y hay que estar muy atentos, para evitar graves daños, sin perder oportunidades.

Las amenazas en Europa con la posible deflación, o en EEUU con el impacto que la retirada de los estímulos puede provocar en la economía, tampoco son temas menores, que pueden dar algún que otro sobresalto. España se ha puesto de moda como si nunca hubiésemos dejado de estarlo, pero muchos creen que la gran mayoría de sus bancos están con valoraciones por encima de sus precios objetivo, y los indicadores parecen adelantar que nuestra economía ha perdido algo de fuelle, respecto a cómo termino el año. Desde todos los ángulos nos repiten día tras día, que debemos seguir con las reformas, con la moderación salarial y reducir el déficit. Esta semana ha sido el Banco de España el que lo ha recordado.

En el Gobierno están apagando distintos fuegos, preparando la reforma fiscal y pensando en las elecciones. Tal vez este último asunto les distraiga de lo importante en el día a día, para el futuro de nuestra economía, lo que sería muy grave, porque esto no está definitivamente encaminado, ni mucho menos.

Por todo lo dicho, los inversores deben ser más prudentes que nunca, no dejándose deslumbrar por los cantos de sirena de las rentabilidades pasadas o la buena evolución de los valores españoles de siempre. La preservación de capital es el objetivo que nunca hay que perder de vista, ni por el descontrol emocional del inversor, ni por el desenfocado asesoramiento de los profesionales.

Conseguir ahorrar no es nada fácil, pero aún lo es menos  mantener el patrimonio a lo largo de los años, sin cumplir las reglas básicas del mundo financiero, como son la diversificación, la gestión profesional y la cultura financiera. No lo olvidemos, para este decisivo año.