Cuando en 2008 estalló la crisis que tanta frustración y desolación ha causado, comenzó la carrera por la supervivencia, tanto para los países como las empresas o los ciudadanos. Algunos países fueron intervenidos, muchas empresas han quebrado, y todos los ciudadanos han sufrido las consecuencias, de una manera u otra.

Ahora que celebramos el sexto aniversario del fatídico septiembre de 2008, cuando quebró Lehman Brothers y se colapsaron los mercados financieros mundiales, ya tenemos una visión clara de los daños causados, así como del futuro al que nos encaminamos. Los próximos 12 ó 18 meses, serán absolutamente decisivos, para el futuro de los ciudadanos de los distintos países en Europa.

El Banco Central Europeo ha efectuado el último relevo, de una decisiva carrera, que comenzó con la supervivencia y que se ha transformado, en la lucha por el poder para las próximas décadas. Las contundentes y valientes medidas adoptabas por Mario Draghi, para evitar que la Zona Euro vuelva a la recesión, deja en manos de los distintos países, el hacer las reformas estructurales que sus economías necesitan, para aprovechar la ingente liquidez que el BCE está poniendo en los mercados.

Nuestro país puede felicitarse, por llegar a esta última etapa, en una posición muy privilegiada, al ser la economía que más crece, cuando de nuevo se ha ralentizado en crecimiento de la Zona Euro. Alemania y Bruselas no dudan en poner a España como ejemplo de lo que deben hacer el resto de países, para fortalecer sus economías. Los españoles hemos sacrificado mucho, pero afortunadamente, estamos viendo poco a poco la recompensa. Ahora toca no dormirse en los laureles del éxito y seguir reformando, para que todo el avance conseguido, sea consistente y por tanto, fructífero para las próximas décadas.

La principal consecuencia de la crisis, será la pérdida de poder, en asuntos económicos y financieros, por parte de los países, a favor del conjunto de la Unión Europea y la Zona Euro. Esta realidad cambia sustancialmente las reglas del juego. El Banco Central Europeo supervisará a la gran mayoría de los bancos, y caminamos hacia una política presupuestaria y fiscal común. Todo ello significa, que necesitamos políticos y técnicos, de primer nivel, en los organismos e instituciones europeas, que defiendan los intereses de todos los españoles, como objetivo primordial.

Para conseguirlo, necesitamos seguir siendo un ejemplo, en el quieran reflejarse los demás, para mantener el apoyo de Alemania, Bruselas, junto con otros socios comunitarios. Las negociaciones no será fáciles, dada la trascendencia de lo que ello implica. De hecho, que el Ministro de Economía, Luis de Guindos, consiga presidir el Eurogrupo, no se volverá a tratar hasta el año próximo, cuando el holandés que actualmente lo preside, acabe su mandato, porque ya ha comunicado, que no tiene intención de renunciar al puesto antes de esa fecha.

El año próximo se celebran elecciones en nuestro país, y de nuevo, los resultados serán absolutamente decisivos para el futuro. Un cambio de timón brusco, nos puede llevar a perder todo lo avanzado, y lo que es peor, dejarnos sin esperanza de recuperarnos en el futuro. Los españoles tendremos que demostrar si hemos aprendido de los errores del pasado, de los engaños de quienes buscan el poder a toda costa y no el bienestar de los ciudadanos, así como las nuevas amenazas, de lobos vestidos de corderos, a los que el colmillo retorcido se les ve a leguas.

En el mejor de los escenarios, conseguiremos consolidar el crecimiento económico, que sigan bajando los impuestos y que nos vayamos situando en Europa, con más poder e influencia de la que ahora tenemos. Nadie, gobierne quien gobierne, nos va a librar de seguir luchando por mantener nuestros puestos de trabajo, nuestras empresas, ni un ahorro personal, que nos permita complementar las exiguas pensiones que iremos recibiendo en las próximas décadas, las nuevas tandas de jubilados que irán aumentando exponencialmente. El sistema seguirá vivo y conseguiremos que sea más justo, aunque nunca ideal,porque ya sabemos, que el mundo ideal sólo existe en nuestros sueños. La realidad puede ser dura o terrorífica. Los que quieren acabar con el sistema que tenemos, sólo nos pueden llevarnos a escenarios apocalípticos, que convertirían a esta crisis, en una pequeña tormenta, en comparación con lo que puede suceder.

Seamos conscientes de la importancia de llegar con éxito a la meta y para ello sigamos aplicando el sentido común, así como lo aprendido de tiempos e historias pasadas, que en muchos casos no han sido mejores, ni mucho menos.