Desde que a mediados del mes de julio se instaló en el mercado, la posibilidad de que la economía americana entrase en recesión, cada semana, sus datos macroeconómicos, se esperan con mucha expectación.

La semana pasada, que a comienzos, los mercados de capitales, vivieron sesiones de volatilidad extrema, empezaron a recobrar la calma, una vez se conocieron los datos sobre la actividad del sector servicios y las peticiones de subsidio de desempleo semanales.

Durante la presente semana, el protagonismo se lo llevaba el dato de IPC americano, junto con los costes de producción y las ventas minoristas. El dato de IPC cumplió con las previsiones, bajando la general hasta el 2,9% y la subyacente hasta el 3,2%.

Por su parte, los costes de producción más bajos de lo esperado y la fortaleza de las ventas minoristas, junto con el buen dato de desempleo semanal, han llevado a subidas importantes en los índices americanos, ante la mayor confianza de que la economía americana no va a entrar en recesión, aunque se está debilitando.

Si el dato de inflación hubiese sido malo, los mercados se habrían puesto nerviosos, ante una economía debilitándose y una Reserva Federal que no tendría despejado el camino para bajar los tipos de interés. El hecho de que el desempleo semanal no aumente de forma alarmante, cuando muchas empresas están anunciando recortes de plantilla, también se ha visto reforzado por las ventas minoristas, que reflejan que no hay demasiada preocupación con los puestos de trabajo. El consumo americano es muy sensible con las expectativas de empleo, dado que si el temor a quedarse sin trabajo se extiende, las ventas minoristas se resienten casi de inmediato.

De hecho, los grandes almacenes de Wallmart, han publicado resultados y han sorprendido al mercado con una mejora de las perspectivas, para final de año.

En plena campaña por la carrera hacia la Casa Blanca, todos los expertos saben que la evolución de la economía es decisiva para los votantes. Por ello, todas las buenas noticias que vengan del lado de la moderación de los precios y mantener el empleo, puntúan a favor de Kamala Harris, cuyo partido demócrata, ha tenido que sufrir la alta inflación provocada por las restricciones de la pandemia y la subida de tipos por parte de la FED, que ha provocado enorme descontento entre los ciudadanos americanos.

Según dicen los expertos, a su favor tiene que ya desde septiembre, varios Estados van a abrir la posibilidad de emitir el voto, en un momento de mejora en las opciones de los demócratas, lo que puede ayudarle, para el supuesto caso de que la economía se fuese deteriorando más de lo previsto, en las últimas semanas hasta el 5 de noviembre, fecha oficial de las elecciones presidenciales.

Como conclusión, podemos afirmar que llegamos a la recta final del mes de agosto, con menor volatilidad en los mercados, y con la esperanza de que se mantenga así, una vez que se reúnan con banqueros centrales en Jackson Hole la semana próxima, dando con ello, el pistoletazo de salida a la vuelta al cole, en los mercados financieros.

Mientras tanto, tanto inversores, como profesionales, seguirán apurando las bondades del verano, aunque siempre mirando de reojo, lo que acontece en los mercados cada día.