El Banco de España ha confirmado que nuestra economía ha salido de la recesión, al crecer en el tercer trimestre un 0,1%, gracias fundamentalmente al sector exterior y el turismo. Hay quienes la consideran la más larga de los últimos 40 años. Pocos ciudadanos de la calle notan la vuelta al crecimiento, porque la crisis sigue muy viva y le queda mucho por delante.

En noviembre del año pasado en este mismo medio, bajo el título :

Estamos saliendo de la crisis: ¿ y si fuera verdad? “, nos hacíamos eco de la discusión que había en nuestra sociedad, entre políticos y economistas, sobre si estábamos ya saliendo de la crisis o no. Permitan que reproduzca de forma literal, parte de lo que en aquel momento afirmaba dicho artículo:

“Tal vez los dos tengan razón y al mismo tiempo estén equivocados. Todos están de acuerdo en que tenemos datos constatados de que los desequilibrios de nuestra economía están empezando a superarse. El endeudamiento de las familias se está reduciendo, los precios de la vivienda están cayendo y nuestra economía está recuperando competitividad frente al exterior. No es menos cierto, que los problemas persisten en el endeudamiento público, el deterioro del empleo y la falta de financiación. Con todos estos datos en ambos lados de la balanza, se trata de ver la botella medio llena o medio vacía.

Lo que también parece innegable es  la sensación de que ahora se está haciendo lo correcto, tanto por el Gobierno, al intentar poner remedio a los desajustes económicos, como por la gran mayoría de los ciudadanos, al ser conscientes de que hay que enfrentarse al futuro con sacrificios y mucho esfuerzo personal. Hasta el presidente del consejo empresarial ha mencionado que ven mejores expectativas.

Cuando un estudiante pierde uno, o varios cursos completos, como consecuencia de su falta de disciplina en el estudio y aprendizaje, al tiempo que acepta todo tipo de distracciones poco legítimas, desde el punto de vista de la  responsabilidad con sus obligaciones como estudiante, el hecho de que reconozca sus errores y comience a cambiar sus hábitos, incluso con algún pequeño aprobado, sin duda es una actitud digna de alabanza y de reconocimiento. Si el tiempo confirma que su mejoría no fue flor de un día, sino un cambio de tendencia que le lleva a recuperar los cursos perdidos, bien podemos decir, que con su primer aprobado, empezó a salir de su crisis personal, aunque tuviese algún suspenso por el camino.

Tal vez con nuestra economía suceda lo mismo y estemos realmente ante un cambio de tendencia. Aunque lleve años  ver sus frutos como:  reducción del número de parados, crecimiento económico positivo y eficiencia en las administraciones públicas, lo cierto es que  en ese momento, todos tendrán que reconocer que hubo un momento en el que empezamos a mejorar, que desde luego estará lejano en el tiempo, y que tal vez tengamos que situarlo en el presente que estamos viviendo.

Me consta que hay que utilizar una lupa muy grande y mucha fe, para pensar que estamos en ese momento crucial de nuestra economía, pero hay muchos indicios que apuntan que así es, lo que debe llenarnos de ánimo y esperanza, para seguir luchando cada día, de tal manera que cuando nos demos cuenta, los datos económicos ya serán irrefutables, sobre la salida de la crisis económica.

Finalmente, no olvidemos nunca que de todas las crisis económicas se ha salido, y esta no será una excepción. En lo que no tenemos que ser ingenuos es en pensar que todo el mundo saldrá de esta crisis y que todo volverá a ser como antes, porque casi nada será como antes. Los grandes ganadores serán los que mejor sepan adaptarse a los nuevos tiempos, aprovechando las oportunidades que van surgiendo en un mundo globalizado, en el que no podemos pensar solo en el territorio que abarca nuestro pasaporte.”

Ahora, con rotundidad, podemos afirmar que ya estábamos saliendo de la crisis hace un año y que la recesión ha finalizado. Pero cuidado con la euforia que se ha instalado en España, porque podemos volver a la recesión. Nuestro carácter y nuestro ánimo es demasiado complaciente, lo que sin duda, en estos momentos supone nuestra mayor amenaza y debilidad. Sólo podremos felicitarnos cuando la crisis esté cerca de terminar, y para eso quedan tantos años, que serán nuestros jóvenes y niños, los que nos evaluarán, en función del país que ellos hereden, y el tiempo que duremos en conseguirlo. El gobierno debe seguir con las reformas y los ajustes de gasto, las empresas haciéndose más eficientes y rentables, los agentes sociales auténticos defensores de los intereses colectivos, y los ciudadanos en su conjunto, más comprometidos con valores como el esfuerzo, la constancia, la honestidad  y la responsabilidad individual. Como ven, un reto titánico, que tal vez seamos capaces de conseguir. De nosotros depende.

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