A los ciudadanos de a pie, nos debe preocupar más que la prima de riesgo esté tranquila este verano, que a quienes se va a llevar por delante el asunto Bárcenas.

Tal vez cuando llegue el mes de agosto y buena parte de los que protagonizan las portadas de los periódicos, así como los que prepararan las noticias y las publican, se vayan de vacaciones, conseguiremos reducir el nivel de presión al que están sometidos los ciudadanos. Afortunadamente, desde el punto de vista económico las noticias son muy esperanzadoras.

La OCDE confirma que la situación de España está mejor, el FMI sigue de cerca la situación del sector financiero español, recomendando que los dividendos se paguen en acciones y no en efectivo, que se controle que los ejecutivos no lo compensen con sus bonus, que aumenten su solvencia, pero que no restrinjan el crédito. El BCE ha dado su primer paso en la ayuda a la financiación de las pymes al aceptar nuevas garantía en las operaciones, nuestro déficit comercial se reduce por el aumento de las exportaciones y la gran mayoría de los ciudadanos ya ve luz al final del túnel.

El caso Bárcenas que ha cobrado especial furor en las últimas semanas, no ha provocado que la prima de riesgo lo tenga en cuenta, ni aunque esté más que señalado el propio presidente del Gobierno. Si a esto añadimos que las gestoras internacionales, están más pendientes de que sigamos con el plan de reformas y austeridad, llegamos a la conclusión de que las cosas han mejorado sustancialmente para España. La inestabilidad política que también tiene Portugal e Italia, hace que se diluya la nuestra.

Sería bueno que nuestro Gobierno descanse lo que pueda este verano, para seguir con fuerza y contundencia, trabajando en las reformas que de nosotros se esperan, para seguir contando con la ayuda de los mercados, para poder financiar a nuestras empresas y nuestro Tesoro Público, con tipo de interés razonables, que nos hagan ganar tiempo para seguir fortaleciendo la estructura económica del país. Así iremos recuperando ánimo los españoles para seguir luchando cada día, con la certeza de que vemos algunos frutos, lo que hace que pensemos con esperanza en el futuro, aunque los resultados definitivos y cambios estructurales, necesiten muchos años por delante.

Ahora más  que nunca, no debemos dejar que nos distraiga el ruido de aquellos que buscan más la gloria personal, que el interés general, por mucho que pueda parecer lo contrario. La justicia debe hacer su trabajo y nosotros el nuestro.