La historia de la humanidad nos ha demostrado que la paciencia, además de ser una gran virtud, es un arma ganadora, para conseguir los logros que se planteen las personas, dado que la gran mayoría de ellos la requieren, para verse conquistados.
La impaciencia, la premura y la famosa frase de “el fin justifica los medios”, son enemigos voraces de la paciencia y del buen hacer. El mal tiene mucha prisa con hacerse con el poder y el control, cuanto antes, además de demostrarlo de forma autoritaria. Cuando hablamos de personas sin intenciones e intereses ocultos, la falta de paciencia se suele deber a su inmadurez o falta de experiencia. Estas personas, si nos medianamente inteligentes, aprenderán la importancia de armarse de paciencia y analizar correctamente, cuales son los tiempos naturales, para ver fructificar los frutos de lo que se siembra y se pretende conseguir.
Como bien dice la Biblia, “Por sus obras les conoceréis. No hay árbol bueno que dé frutos malos y árbol malo que dé frutos buenos”. En los tiempos que corren, donde la manipulación, la mentira y la falta de valores esenciales, como la lealtad, la veracidad y el compromiso, se traicionan impunemente, por la avaricia de poder o dinero, algo tan antiguo y dañino, como los pecados capitales, debemos volver a lo básico, que siempre ha sanado los males del mundo, que machaconamente, siempre son los mismos.
La paciencia y hacer las cosas bien, son las armas de los fuertes. Los primeros con los que tenemos que tener paciencia es con nosotros mismos. Nuestras nobles aspiraciones, necesitan de tiempo para materializarse. Que nuestras virtudes superen nuestros defectos, lleva su tiempo. La convivencia y las relaciones personales, necesitan de mucho tiempo y paciencia, además de nobleza y buena intención por todas las partes, para llegar a ser fructíferas y satisfactorias para los implicados.
En la lucha contra el mal que nos rodea y parece devorarlo todo, paciencia y hacer las cosas bien. El mal siempre ha sido un gran perdedor, de ahí su revanchismo y afán destructivo, por pura avaricia.
Los inversores equilibrados, maduros e inteligentes, han aprendido en 2023, que la paciencia tiene su premio, cuando se hacen las cosas bien, al obtener rentabilidades entre el 6% y el 8%, en los dos últimos meses del año, tras el anuncio por parte de los Bancos Centrales, de que los tipos de interés habían dejado de subir. Los inversores impacientes que se lanzaron a por las letras del tesoro, haciendo colas en el Banco de España o adquiriendo productos bancarios de moda, tan sólo han obtenido un 2% ó 3%.
Para el especulador, nada es suficiente y las ganancias tienen que ser enormes, rápidas y constantes. Algo que antes o después comprueben que es mentira y que no existe.
Este año 2024, ya está poniendo las bases, para volver a ser un año sólo para los pacientes e inteligentes. A los mercados les gustaría que los tipos de interés comenzasen a bajar en marzo, pero todo apunta a que no será hasta mediados de año cuando esto empiece a suceder. Estos pronósticos, permitirán que a los inversores que el año pasado se les haya escapado la rentabilidad, puedan aprovechar la que nos espera este año, si invierten con la estrategia adecuada este año.
Los que ya han disfrutado de los frutos a la paciencia en 2023, les será menos costoso aceptar que en la primera parte de este año, los resultados van a ser más modestos, hasta que empiecen a bajar los tipos de interés. Momento en el que verán volar la rentabilidad de sus carteras, como premio a su paciencia, inteligencia y buen hacer.