Los datos publicados esta semana en la Zona Euro, han puesto de manifiesto que la economía está en un fase recesiva, tanto en el sector industrial como de servicios.
El crecimiento económico en Europa es el más bajo desde los años 2011-2013 y los expertos no descartan una crisis energética este invierno, algo que milagrosamente se consiguió esquivar el invierno pasado. La relajación de los precios de las materias primas, sobre todo energéticas, así como el consumo, ayudaron a mantener la economía a comienzos de año, hasta caer gravemente en el terreno negativo en junio.
Alemania, la locomotora de Europa, lleva tres trimestres seguidos con crecimiento negativo y desde el mundo industrial, se culpa en parte a las malas políticas industriales y energéticas. No olvidemos que Alemania ha sido una de las grandes perdedoras de la guerra Rusia-Ucrania, por los estrechos lazos comerciales, sobre todo en energía, con Rusia. Ahora se ha encontrado con una situación que la hace muy vulnerable.
También hay que mencionar que con la entrada de China en la organización mundial del comercio en 2001, fue Alemania la que aporto los conocimientos y maquinaria avanzada que necesitaron, para llegar a convertirse en lo que hoy se les considera, como fábrica del mundo.
De todo esto se deduce que Alemania será el mayor perdedor del camino por el que EEUU y Europa avanzan, que es desvincularse lentamente de la producción y el comercio con China y Rusia. Puede que los problemas estructurales de Alemania no sean tan graves como los que tuvieron en el momento de la unificación, entre 1990 y 2005, pero para ello tendrán que avanzar en la construcción de una economía digital y la agrupación de poderosas empresas tecnológicas, además de continuar con el cambio hacia una mayor competitividad de la industria automovilística de las últimas décadas, de ahí los enormes desafíos a los que se enfrente.
Obvia decir que para la Zona Euro, es un reto importante, teniendo en cuenta que es la locomotora que hace imprescindible su pujanza, para que el conjunto tengo una situación favorable.
A todo esto hay que añadir el momento de subidas de tipos, así como la lucha contra la inflación, lo que nos confirma que aún queda mucho por avanzar, para volver a encontrar fortaleza sostenible en la Zona Euro.