La enorme importancia que la inflación tiene en todas las economías, es algo conocido no sólo por los economistas, sino por todos los ciudadanos, por el impacto real que tiene sobre sus economías domésticas.

 

En los manuales de economía, siempre se estudió con más énfasis la inflación positiva, porque era lo normal en las economías, separando con ello las que estaban, o están, mal gestionadas y tenían, o tienen, unos niveles de inflación insoportable, por encima del 20% en tasas anuales, de las bien gestionadas, cuyos niveles eran más bajos. En la esencia, en la actualidad esa afirmación sigue plenamente vigente. Que se lo pregunten a los ciudadanos de Venezuela, que están pagando con creces la pésima gestión económica que está llevando al país a las puertas de la bancarrota.

Por el contrario, desde el año 2008, en los países occidentales, con las intervenciones masivas de los bancos centrales fabricando dinero, bajo la técnica expresión de ayuda cuantitativa, la inflación ha pasado a llamarse deflación, por encontrarse en el terreno negativo. Una situación no vista, que obligará a actuar a los bancos centrales.

La primera economía del mundo, es decir la americana, inició el camino de la vuelta a la normalidad, retirando hace meses, la ayuda cuantitativa a su economía. A partir de ahí, su objetivo era que la inflación llegase cerca del 2%, para confirmar que la buena salud de la economía y con ello iniciar el proceso de subidas de tipos. Pues bien, este segundo momento, parece que ha llegado. El último dado de inflación americana, con una subida mensual del 0,2% y del 1,9% en tasa interanual, hace presagiar que la subida de tipos será inminente. Se especula que podría ser de un 0,25% en el mes de diciembre.

Por el contrario, en la Zona Euro seguimos en tasas negativas, y con el presidente del Banco Central Europeo, a punto de aumentar la ayuda cuantitativa, al tiempo que dice que hará lo que haga falta para llevar la inflación al 2%. Tarea nada fácil, con los bajos precios de los carburantes, una economía con crecimientos muy moderados y con la fábrica de dinero a pleno rendimiento.

En el otro extremo del mundo tenemos a Japón, que desde hace décadas no saben qué hacer con su economía, para que aumente el consumo y la inflación. De hecho su situación siempre ha sido el fantasma que vuela sobre la Zona Euro, de ahí la preocupación de muchos, respecto al futuro.

Por todo ello, el temido monstruo que siempre se ha comido el dinero, obligándonos a ganar y ahorrar más para poder mantener nuestro poder adquisitivo, ahora se ha convertido en un minúsculo monstruito, que necesitamos que engorde, para no sufrir los daños que su exiguo tamaño, provoca en las economías.

Una vez más, estamos ante un ejemplo claro de que el punto intermedio y el equilibrio, siempre son lo más recomendable, incluso para datos macroeconómicos como la inflación.