Hace dos meses que estalló la crisis en la banca mediana estadounidense, cuando el Silicon Valley Bank, anunció que sus pérdidas en la renta fija, así como las caídas de los depósitos, hacían inviable la supervivencia de la entidad.
A partir de ese instante, los fantasmas de la crisis financiera de 2008 asaltaron a los inversores, por lo que las autoridades americanas, se tuvieron que apresurar a tomar medidas, para mantener la fuga de los ahorradores en los bancos medianos y evitar con ello un contagio de proporciones enormes, que descontrolasen totalmente la situación.
En Europa, también desde el BCE se apresuraron a negar que la situación fuese similar a la de 2008, al tiempo que afirmaban que la fortaleza de la banca europea era superior a la americana, teniendo en cuenta que las medidas de control y exigencias eran superiores.
Durante estos dos meses, además del Silicon Bank, han caído también otros dos bancos medianos, como son el First Republic Bank y el Signature Bank. En opinión de todos los analistas, esta crisis es la primera consecuencia de las subidas de tipos de interés tan pronunciadas, para controlar la persistente inflación.
Ahora que parece que los tipos americanos parecen haber encontrado techo, o estar muy cerca de hacerlo, los expertos siguen mirando de reojo a la banca mediana americana, porque consideran que el episodio de crisis no ha terminado, de hecho en las última semanas, han saltado a la palestra dos nuevos candidatos con problemas, como son el Pac West y el Alliance Western.
Los mercados financieros respondieron con caídas especialmente abruptas en el comienzo de la crisis, para irse recuperando gradualmente, y dejar a un lado la amenaza, para centrarse en otros asuntos más inmediatos como la inflación, los tipos de interés, los resultados de las empresas y ahora en las negociaciones para elevar el techo de gasto en EEUU.
En la última semana, los mercados han celebrado con subidas importantes las noticias de que los bancos medianos están consiguiendo mejorar los saldos en depósitos, desde el comienzo de la crisis a mediados de marzo, lo que ha supuesto un revulsivo para unos mercados, que ante las subidas acumuladas en el año, están muy atentos a la evolución de todas las amenazas. De ahí que las principales gestoras del mundo estén recomendando cautela, al tiempo que tienen sus estrategias de inversión, muy defensivas, pero sin estar fuera de mercado.
Ahora que nos vamos a ir adentrando en los meses de verano, esas posiciones defensivas y de cautela se incrementan, hasta ir constatando la evolución de la inflación, los tipos y el impacto en los crecimientos económicos, de las subidas de tipos y la reducción del crédito por la crisis bancaria.