Los primeros datos macro, del primer mes del Brexit, sobre la situación de la económica de Reino Unido, no han podido ser más contundentes.

La economía se desacelera a ritmos similares a los que tuvieron en los años 2008 y 2009, con la crisis financiera. Ello ha obligado al Banco de Inglaterra, a poner en acción buena parte de su artillería en política monetaria, bajando los tipos de interés un 0,25%, y aprobar un programa de compra de deuda, al estilo de los bancos centrales de Europa y Japón, para intentar frenar el primer impacto. Aunque ha anunciado que la compra será limitada en el tiempo, está por ver toda la munición que van a tener que utilizar, dado que el impacto real  y total no se va a conocer, dado que el proceso de salida de la Unión Europea, aún no ha comenzado y el impacto que están sufriendo es sólo el de la incertidumbre sobre que realmente pueda pasar. Por lo pronto ya hay analistas que piensan que tendrá que bajar de nuevo el otro cuarto de punto y dejarlos en el 0%, antes de que finalice el año.

En el lado opuesto tenemos a Alemania, la locomotora de la Zona Euro, que ha publicado las tasas más altas de actividad manufacturera y de servicios. Cuando se active el famoso artículo 50 del Tratado de Lisboa, con el que se iniciará la cuenta atrás de la desconexión, asistiremos a un proceso histórico, de consecuencias imprevisibles. El gran reto para la Unión Europea es que no se cumplan, las agoreras previsiones de que este ha sido el comienzo de la desmembración y que otros países seguirán el mismo camino de Reino Unido. Tal vez esta salida, pueda ser la espuela que permita avanzar en una unión más fuerte y satisfactoria para todos sus miembros. ¿Utopía? Ya lo veremos.

En el proceso de negociaciones, si Reino Unido no sale dañado, respecto a su situación actual, en la relación con los miembros de la Unión Europea, habrá pocas esperanzas para el optimismo. Algo que saben las instituciones europeas y sus representantes. Si la incertidumbre y la desconfianza están dañando la economía Británica, desde el día siguiente al referéndum, es porque el mercado está descontando que eso es lo que les puede suceder.

En cualquier caso, lo miremos desde ahí, o desde el prisma de la caída de Europa, Reino Unido saldrá perdiendo, pase lo que pase.Pensemos que la Unión Europea en un socio principal, sobre todo desde el punto de vista económico, y cuanto más fuerte sea el socio, más negocio podrán hacer. Si el socio se debilita, su actividad económica también lo hará, aunque hayan negociado muy bien su salida. Por tanto, todo apunta a que los británicos no han medido bien su impacto antes de decidir y les va a pasar una importante factura, que lo pagarán las generaciones más jóvenes. Esperemos no tener que decir lo mismo de todos los miembros de la Unión Europea.

Los desafíos que recorren el mundo son realmente importantes, de ahí que no sea recomendable, aventurarse a decir quiénes saldrán ganando o perdiendo en todos los asuntos económicos y políticos, que están en ebullición. Cada país, cada empresa y cada ciudadano, tendrá que estar muy atento para ir observando cómo se mueven las piezas del tablero, minimizar el impacto e incluso salir fortalecidos.

En los tiempos de cambios y destrucción de riqueza, como si de una guerra se tratara, unos ganan y otros pierden. Trabajemos y luchemos para estar entre los que ganan. Para los inversores, salir ganando será preservar los patrimonios y no perderlos, si están en el bando equivocado. La información siempre ha sido poder, pero ahora más que nunca.