El trimestre que acabamos de despedir, comenzó desde el primer día del año, siendo especialmente convulso y complejo. El final ha sido más moderado, pero con muchas amenazas para el futuro, aunque al menos ha rebajado los niveles extremos de tensión en los mercados financieros.

La subida del precio del petróleo hasta los 40 dólares, la tranquilidad que transmite la prudencia de la Reserva Federal americana para subir tipos y la ayuda del BCE al aumentar la ayuda cuantitativa, han servido de bálsamo, para coger fuerzas y prepararnos para los próximos brotes de tensión que sin duda tendremos en los mercados. Aún con todo eso, el selectivo español cierra con pérdidas en torno al 9%, siendo el sector financiero español, el más castigado, con caídas del más del 20% para algunos de sus valores.

Que el modelo tradicional de banca española es inviable, no es algo que se inventen quienes lo afirman, entre ellos el presidente del BBVA, sino algo que reflejan sus cotizaciones, desde el comienzo de la crisis financiera en 2008. Además de todo ello, en nuestro país seguimos sin Gobierno, con Bruselas exigiendo ajustes por incumplimiento del déficit y con una economía se ya muestra signos de estancamiento.

El mercado americano es de los que mejor se están comportando, aunque su sector financiero y farmacéutico, también estén sufriendo. La economía americana, muestra signos de fortaleza y de China no han empeorado las expectativas. El país que más está sufriendo es Japón, donde el consumo no despega, la confianza cae y se están esperando nuevas medidas que puedan revertir la situación.

Con todo esto, los inversores han sufrido mucho en sus cartera hasta mediados de febrero, que todo lo que está fuera del sector financiero español, está recuperándose de forma importante, para concluir el trimestre con posiciones ligeramente negativas, en muchos casos, pero muy recuperadas desde los mínimos.

Ahora comenzamos un nuevo trimestre, con muchos interrogantes, que traemos del pasado y donde la prudencia, la diversificación, la independencia y el correcto horizonte temporal de las inversiones, deben ser los guías, para aquellos que pretendan aprovechar oportunidades y preservar los patrimonios.