El Banco de España y el Fondo Monetario Internacional han dado su versión de las cuentas públicas de España, y los aspirantes al Gobierno deberían tomar buena nota, porque acota y resquebraja buena parte de sus propuestas estrella.

Gastar dinero siempre ha tenido un atractivo especial, incluso para los que atacan el sistema capitalista, algo que les deja en muy mal lugar, porque lo difícil es generar riqueza con honestidad, no gastar alegremente, aunque sea con fines sociales. Esta simple verdad, debería hacer pensar a mucha gente, sobre la incoherencia de los programas políticos que hablan de gasto, pero no de producción, porque además, en el contexto actual, los límites que recoge la Constitución, las exigencias de Bruselas y los desequilibrios de nuestro sistema tributario, serán auténticas espadas de Damocles, que darán al traste con esos programas políticos y con las esperanzas de los ilusos, que se los crean.

Cuando tanto el BCE como el Fondo Monetario Internacional sugieren que tenemos que subir el IVA, los impuestos especiales y la fiscalidad medioambiental, considerándonos uno de los miembros de la UE que menos recauda, en función del PIB, no tengo claro que cuerpo se nos queda a la gran mayoría de los ciudadanos, que ya consideramos que pagamos muchos impuestos. Los que sobreviven o malviven  a base de economía sumergida, están haciendo un flaco favor al conjunto del país.

Ante este panorama tan realista como crudo, será interesante ver como consiguen meter en vereda a las Comunidades Autónomas díscolas, quien va a ser el valiente que va tomar la decisión de subir los impuestos, o de estar dando explicaciones a Bruselas de por qué somos incapaces de cumplir con nuestros compromisos de déficit

Si este valiente sale de las izquierdas actuales, también será muy interesante el ver las explicaciones que dará a sus desilusionados votantes y frustrados benefactores del gastos compulsivo.

Cuando uno analiza la complejidad que supone gestionar de forma eficiente todo lo público, en momentos como los actuales, la verdad es que no se entiende muy bien esa desesperación por llegar al poder a toda costa. Tal vez sea la ignorancia de lo que les espera, o la falta de escrúpulos que en muchas ocasiones caracteriza al poder, no sonrojándose de engañar a sus votantes.