No se trata de fríos datos macroeconómicos, ni de encuestas de confianza, aunque también, sino de que realmente buena parte de la sociedad ya siente, e incluso disfruta, de que la situación de la economía real está mejorando.

Hemos pasado del negro aterrador, que suponía la posible intervención de España, al gris oscuro de los recortes,  y posteriormente al gris claro, de la mejora del paro y  la salida de la recesión. La locomotora de nuestra economía avanza con firmeza, y por ello, todo apunta a que este año crecerá más de un 2% y seguirá reduciéndose el desempleo.

En la calle cuesta creerlo y se mira con recelo la mejoría de la situación que nos rodea, algo normal, teniendo en cuenta lo costoso que resulta asimilar todo lo que ha pasado y los cambios que suponen, pero cada vez más personas están en mejores situaciones. Por supuesto hablamos en términos generales, porque siempre hay casos y situaciones muy desafortunadas. En estos momentos es bueno mirar alrededor, porque seguramente constataremos que, aquellos que han sabido reinventarse, luchar sin desánimo y aprovechar las oportunidades, están empezando a recoger los frutos. Por el contrario, quienes se han quedado paralizados en las lamentaciones y espera pasiva de tiempos mejores, posiblemente no perciban nada, por lo que para ellos el color seguirá siendo negro o gris muy oscuro. Como bien dice el refrán, cada uno cuenta la feria según le fue en ella, de ahí que nuestra historia y circunstancias personales, dependen en buena parte de nosotros mismos.

La crisis financiera y económica ha sobrevolado las cabezas de todos los españoles por igual. Lo que ha sido diferente es el impacto, y ahí es donde entra la esfera personal. El tsunami nos ha cogido a todos, pero unos supieron subirse a las zonas más altas para evitar ser engullidos por las aguas, mientras que otros no lo hicieron.

Ahora las circunstancias están cambiando, lo que hace que aumenten las oportunidades de mejora, para aquellos que están preparados para aprovecharlas. El sector financiero está en auténtica ebullición, los gestores se cambias de un sitio a otro, se suceden los fichajes, aumentan las operaciones corporativas de compras, fusiones, adquisiciones etc… La maquinaria está empezando a funcionar a pleno rendimiento, ayudada por el viento de cola y la gasolina del BCE, al darle a la fábrica de billetes.

Posiblemente, estamos en la última estación del tren, tanto para los inversores como para los trabajadores, empresarios o emprendedores. Los próximos años serán decisivos para cada uno de nosotros, de ahí que debemos aprovechar los momentos y oportunidades, como si nos fuese la vida en ello. Los inversores que desean aprovechar el momento, están abandonando los depósitos y pasando al mercado de capitales, para aumentar su rentabilidad.

Las empresas están buscando estrategias de mercado que les hagan ganar posiciones y beneficios, de ahí que haya aumentado la actividad corporativa. Los emprendedores están buscando y encontrando, en muchos casos, apoyo financiero y de gestión, para poner en marcha sus proyectos, esperando que se consoliden en el futuro. Los trabajadores están analizando las empresas o proyectos en los que puedan ser más productivos, e ir avanzando en sus carreras profesionales.

Cuando las economías crecen, lo que sabemos es que nos encaminamos hacia la recesión siguiente, es cuestión de tiempo, es decir, unos pocos años. Quienes no aprovechen las favorables circunstancias, llegarán a la siguiente crisis muy debilitados y su impacto será mayor para ellos,que para quienes hayan trabajado duro, pero de verdad. No está de más, recordar el cuento de la hormiga y la cigarra, para saber que los veranos y los inviernos se suceden unos a otros, al igual que las crisis y las recuperaciones, pero lo que no cambia es lo que hay que hacer para sobrevivir. La hormiga y la cigarra no ven del mismo color el entorno, aunque las dos estén en el verano o el invierno, pero es por un tema subjetivo, no porque reciban un trato diferente, de la estación del año en la que se encuentran.

Ahora que estamos en el verano, recolectemos para cuando llegue el invierno.