Que las aguas están muy revueltas es algo que no necesitamos ni que nos lo cuenten. Sólo hay que asomarse cada día a la prensa local, para ver la flora y fauna que está acampada, e intentando acampar, en las instituciones, empresas y medios de comunicación de nuestro país.

Nadie pone en duda la relevancia e importancia, del periodismo de investigación. EEUU sabe mucho de eso, así como la mayoría de los países de nuestro entorno. No obstante, las noticias e información que se publican, fruto de ese periodismo, pueden verse pervertidas, cuando al intención tiene fundamentos básicamente económicos, por encima de los meramente informativos, algo que se detecta con el enfoque de la información que los medios pueden darle a las noticias. Los malos tiempos que están pasando los medios de comunicación, al ver caer sus ingresos, y no saber con certeza cuál es la estrategia exitosa a futuro, sumado al afán de linchamiento que se ha instalado en la sociedad española, nos dan una primera explicación de por qué se habla más de los papeles de Panamá y los paraísos fiscales, que de asuntos más constructivos y relevantes, que nos afectan en el día a día.

Todos sabemos que las audiencias y el morbo venden, por eso caer en la tentación del todo vale, está dando tan buen resultado a quienes hacen flaco favor al periodismo de investigación serio, cuando se comparan con él. Que los defraudadores deben ser descubiertos por la Hacienda Pública, es algo que nadie pone en duda y es lo realmente deseable. Si además de ello son ladrones, y se tienen que ir a la cárcel, bienvenida sea esa noticia, porque sabemos que la justicia funciona, al menos en algunos casos.

Lo que resulta dañino para la sociedad, aunque ni ella misma lo sepa, es el linchamiento público de personas que no se sabe si han sido defraudadores o delincuentes, simplemente porque algunos medios de comunicación tengan mucho que ganar con ello. A muchos de nosotros, nos parece una manipulación del público para fines propios, una especie de “nueva inquisición”, con otras víctimas y otros inquisidores.

Para más escándalo, muchos de ellos justifican sus actuaciones y rechazarían las de la inquisición, porque difícilmente serán capaces de reconocer la bajeza de sus comportamientos, bajo la excusa de que la gente debe saber la verdad. La pregunta incómoda es ¿qué verdad?  Porque según cuentes la información, resultará más veraz o menos. El acusa o difama, que es gratis, yo diría rentable y que algo queda, se ha impuesto en nuestro país, como una mala hierba, que terminará devorando a muchos de los que lo apoyan.

Hay tanta confusión entre quienes son defraudadores y víctimas, que las alimañas o pirañas, están haciendo su particular agosto. Tener dinero fuera de España no es ilegal, si los residentes españoles lo reflejan cada año en su modelo 720. En un mundo globalizado, el dinero viaja por el mundo con absoluta naturalidad.

Lo que debemos combatir es el dinero de las actividades ilegales y la evasión de impuestos, al tiempo que debemos exigir a los gestores de lo público, es decir, de nuestros impuestos y de la actividad económica de nuestro país, que sean eficientes, transparentes y ejemplares. Todos formamos parte del sistema y sólo con linchamientos públicos no lo vamos a mejorar.