San Ignacio de Loyola afirmaba que en tiempo de desolación no había que hacer mudanza, pero la Casa Real y el Banco Central Europeo, han decidido aplicar medidas contundentes, históricas y sin paliativos, en una semana realmente decisiva para nuestro futuro.

Las decisiones contundentes y comprometidas, pueden ser erróneas si se toman de forma precipitada e irresponsable. Nada de eso se puede achacar, a los indiscutibles protagonistas de los últimos días. El Rey ha decidido abdicar en su hijo Felipe, considerado, por quienes mejor le conocen, el más preparado de la historia de España y garante de la continuidad monárquica, con una clara vocación de servicio hacia los españoles, según sus propias palabras. La contundente y meditada decisión del Rey Juan Carlos, resulta de lo más apropiada y oportuna, dando un claro ejemplo de generosidad y servicio al bien de España, dejando paso a un relevo generacional, absolutamente necesario, en muchas entidades e instituciones, tanto públicas como privadas de nuestro país. Esperemos que este ejemplo, tanto del Rey que pasa a segundo plano, como el de quien coge el testigo, se vaya extendiendo en nuestra sociedad en los próximos años.

Para los mercados financieros, la notica paso desapercibida, porque no se pone en riesgo la situación económica de nuestro país a futuro, ni los logros conseguidos hasta el momento, tras la crítica situación, de estar a las puertas de ser intervenidos hace unos años. En los mercados financieros, el interés estaba centrado en Mario Draghi, el flamante y popular presidente del Banco Central Europeo, que seduce a sus interlocutores, tanto cuando permanece inmóvil como cuando actúa de forma contundente. Los miedos por la débil situación de la economía de la eurozona, le han obligado a actuar, tal y como anunció el mes pasado. El tiempo de esperar finalizó y las históricas medidas anunciadas, trajeron la euforia a los mercados. Los tipos de interés están en mínimos históricos tras el recorte hasta el 0,15% y la obligatoriedad de llevar a créditos, unos 400.000 millones de euros, así como el resto de medidas que ha anunciado, hacen que su actuación haya sido calificada por los expertos de forma más agresiva a lo inicialmente  esperado.

Ahora queda por ver si en los próximos meses tiene efectos positivos para el conjunto de la economía, o si por el contrario, Draghi tendrá que volver a actuar, algo que ha dejado claro que hará si fuese necesario.

Con todo esto y con los últimos datos macroeconómicos publicados, tanto de empleo como de crecimiento y confianza de los consumidores, nadie puede decir, sin faltar a la verdad, que lo peor ha pasado, y que estamos mucho mejor que hace unos años. También es cierto que esto no ha acabado, que las reformas deben seguir, que los relevos generacionales deben aumentar y que tendrán que pasar décadas para ver los resultados de la transformación social y económica que está en marcha.