Entramos en la recta final de 2013 y ya podemos confirmar que está superando las expectativas que teníamos cuando comenzó el año. La confirmación de la salida de la recesión de Europa en el segundo trimestre, y España en el tercero, es un acontecimiento que se ha adelantado en el tiempo, a lo que la mayoría del mercado esperaba.

La gran sorpresa que hasta el momento nos hemos encontrado, se produjo el pasado mes de mayo, cuando el Presidente de la Reserva Federal americana puso sobre la mesa su intención de reducir la ayuda cuantitativa que está llevando a cabo en la economía, así como subir los tipos de interés, en el año 2015. Sus declaraciones provocaron durante dos meses una auténtica convulsión en los mercados, puesto que no esperaban el cambio de escenario financiero. La calma se instaló a partir del mes de julio y se convirtió en euforia para los mercados, cuando en el mes de septiembre la Reserva Federal decidió mantener la ayuda a su economía, cuando el mercado ya había descontado que comenzaría la retirada de los estímulos.

Ante esa sorpresa, los índices americanos han vuelto a marcar máximos históricos y el Ibex 35 en España, máximos de los últimos dos años, con subidas generalizadas durante siete semanas consecutivas. La Fed tampoco ha aprovechado la reunión de octubre para comenzar a retirar las ayudas. Cada vez son más los expertos que consideran que no debería retrasarlo mucho más en el tiempo, para evitar la formación de nuevas burbujas financieras o tener que hacer retiradas por importes más cuantiosos, que tal vez alarmen a los mercados financieros. No debemos olvidar que la operación que pretenden hacer, puede suponer un retroceso en la marcha de la economía americana, de ahí que estén calculando los tiempos de forma minuciosa y con la incertidumbre de si realmente se hará de forma eficaz.

Esta cuestión, posiblemente, es la principal incógnita con la que se van a encontrar los mercados financieros hasta final de año. Por tanto, salvo sorpresas, que en los mercados financieros nunca podemos decir con certeza que no se van a producir, la recta final del año debería moverse entre la consolidación de los niveles máximos alcanzados y alguna otra pequeña conquista. Todo apunta a que el mes de noviembre será el decisivo para la rentabilidad final, porque diciembre suele ser el mes en el que los gestores han adaptado sus carteras para el comienzo del año siguiente, por lo que sus movimientos suelen ser muy esporádicos, lo que provoca menor volumen y movimientos bastante laterales, en general.

Con ese escenario, los inversores que aún no han aumentado sus posiciones de renta variable en general, o europea y española en concreto, deberían aprovechar los posibles recortes técnicos o realización de beneficios para ir preparando sus carteras para el nuevo escenario al que nos enfrentaremos en el año próximo. Como siempre decimos, dentro de una estrategia marcada con su asesor financiero independiente y eligiendo varias de las mejores gestoras nacionales e internacionales, que les permitan complementar distintas estrategias, descorrelacionando la cartera lo más posible. Con ello aumentan nuestras posibilidades de conseguir mayor rentabilidad y menor volatilidad.