La semana de agosto que estamos despidiendo, con permiso de los datos macroeconómicos en China y EEUU, ha tenido como protagonista al sector bancario en americano e italiano, con impacto en todo el sector financiero.

La mejora de los datos de inflación en EEUU, ha sorprendido al mercado y aportan información muy valiosa a la reunión de los banqueros centrales a finales de agosto, al tiempo que han ayudado a recuperar parte de las abultadas pérdidas que de nuevo acumulaban los índices bursátiles, tras los datos de deflación de la economía China y el empeoramiento de su economía en la parte de consumo y balanza comercial, junto con la rebaja de calificaciones crediticias a algunos bancos americanos, así como el anuncio del nuevo impuesto a la banca italiana.

Respecto a la rebaja de calificaciones, hay que mencionar que la agencia Moody´s ha sido la encargada esta semana de darle un nuevo varapalo a la primera economía del mundo. La agencia ha rebajado las calificaciones crediticias a 10 bancos pequeños y medianos en EEUU, así como a otras entidades que tienen como actividad principal conceder préstamos, pero sin estar bajo la estructura jurídica de banco. Las razones que encuentran para hacerlo es el impacto que está teniendo la subida de tipos de interés en los préstamos inmobiliarios, así como los mayores costes de financiación o debilidades en su solvencia. Todo esto nos hace recordar, que la crisis bancaria americana del mes de marzo, todavía no está totalmente cerrada, aunque pueda estar bajo control.

Por otro lado, en la Zona Euro nos hemos encontrando esta semana con el impuesto que la primera ministra Italiana le ha impuesto a la banca, en lo que considera “beneficios extraordinarios” por las subidas de tipos de interés, algo que ha generado un enorme malestar en el sector, porque es un concepto subjetivo y sin un rigor técnico que le pueda dar fiabilidad y consistencia.

Los mercados de capitales actuaron con la rapidez que les caracteriza, provocando caídas importantes en las cotizaciones del sector financiero en general y bancario en concreto, que obligó a la primera ministra a rectificar su anuncio, para bajar el impacto inicialmente previsto, que habría sido del 0,5% de los activos de la banca, para dejarlo en el 0,1%. La razón del cambio fue recuperar la estabilidad financiera, dado que el terremoto empezaba a sacudir con fuerza la capitalización del los bancos, que se van a ir adentrando gradualmente en aguas más turbulentas, con el impacto de las subidas de tipos de interés.

Las economías ya empiezan a sentir el impacto de las subidas de tipos en forma de aumento de la morosidad y concurso de acreedores. Los bancos españoles ya están aumentando las provisiones, porque están detectando que el aumento de impagos es una realidad, que irá en aumento hasta que la inflación se controle y los bancos centrales cambien su política monetaria de subida de tipos a mantener, para pasar a bajarlos.

La desaceleración económica también está provocando que el sector inmobiliario se vea impactado, añadiendo más presión al sector bancario.

Tras las caídas de los mercados la semana anterior, con un importante aumento de la volatilidad, esta segunda semana también se ha visto sobresaltada por estos acontecimientos, que han hecho que la volatilidad siga alta, por la relevancia de las noticias, al tiempo que hay menor volumen, como todos tenemos muy presente, al ser el mes estival por excelencia.

Los analistas técnicos consideran que los niveles de los principales índices no se han roto, e incluso se han recuperado con fuerza en cuanto han llegado las buenas noticias del IPC americano, por lo que el peligro de mayores caídas, perece que no está presente.