El BCE ha confirmado que la ayuda cuantitativa comenzará el lunes próximo, por lo que la máquina de fabricar dinero, se pondrá en marcha, sin que nadie sepa exactamente cuándo se va a parar.

Como ya hemos repetido en ocasiones anteriores, la gran mayor están a favor de regar el mercado de dinero, ante la falsa ilusión de que esa es la solución a nuestros problemas. Algún economista de la línea dura y clasicista, considera que estamos ante un espejismo, porque se trata de crear dinero sin respaldo de riqueza real, por lo que a, corto plazo, los mercados financieros seguirán subiendo, pero la caída será tanto mayor, cuanto más largo sea el período de fabricación de dinero y beneplácito de los mercados financieros.

En muchas ocasiones, los errores que se comenten son tan reiterativos a lo largo de la historia, que nos hace pensar seriamente, en lo previsibles que somos los seres humanos en nuestros comportamientos. Cambian los protagonistas y los escenarios, pero la decisiones son las mismas, así como sus consecuencias. Realmente parece que se aprende poco de la historia, ni aun manejando la información.

El cortoplacismo de muchos que toman decisiones políticas o económicas, parece el reflejo de las exigencias de unos ciudadanos más dispuestos  a aceptar medias verdades o mentiras, que cualquier cambio o progreso, que siempre llega a medio y largo plazo, acompañado de mucho esfuerzo y sacrificio.

Los dos próximos años, como mínimo, serán de vino y rosas, para desembocar en el estallido de la enésima burbuja, que ya está comenzando a hincharse. Los inversores, estén o no experimentados en éstas cuestiones, deberán  tenerlo muy presente, para disfrutar de las rentabilidades actuales, pero prepararse para intentar salir antes de que todo estalle.

¿Tarea fácil? No , sin duda. Tarea muy difícil, que requerirá de un seguimiento muy cercano de lo que vaya aconteciendo en los mercados, las señales que vaya dando, así como de una prudencia, que les anime a vender determinados activos financieros, sin esperar al último momento y asumiendo que es mejor perderse la recta final de la fiesta, para evitar el descalabro de verte atrapado, por dormirte en la complacencia de las rentabilidades pasadas y la avaricia de buscar ganancias infinitas.

Información, formación y control de las emociones, esas serán las claves, para que el fin de fiesta no sea un resaca insoportable, que destroce los patrimonios de los inversores.