Con ese titular, muchos definen lo que ha sucedido esta semana entre EEUU y Cuba. Posiblemente estemos ante el acontecimiento más importante del año, con una trascendencia muy superior, a la que inicialmente podamos vislumbrar.

Al margen de la polémica que la noticia está suscitando en EEUU, desde el punto de vista político, lo cierto es que cualquier persona de bien, tiene que sentirse orgullosa de que un pueblo privado de libertad, desde hace más de cinco décadas, pueda recuperarla y hacerse dueño de su destino.

Las penurias económicas, los ataques a muchos derechos fundamentales de las personas y por tanto la falta de respeto a la dignidad de las personas, es, y ha sido algo común, a lo largo de la historia, cuando hablamos de guerra fría, comunismo, autoritarismos, regímenes dictatoriales etc… Por muchos defectos, miserias o imperfecciones que podamos encontrar en las sociedades democráticas, nada puede compararse con lo que sucede en aquellos países. Sólo hay que analizar cómo viven los ciudadanos privados de libertad, para darnos cuenta de que somos unos privilegiados, que debemos luchar trabajar cada día sin descanso, por mantener las conquistas de años de democracia, para evitar caer en las trampas de quienes, con cantos de sirena, pretenden confundir a los más débiles de la sociedad.

Resulta históricamente interesante, que este hecho se produzca cuando Rusia, está en una situación económica muy comprometida y volviendo a discursos del pasado, trasnochados, fracasados y de un tiempo que no corresponde, a lo que está sucediendo en los cambios mundiales. Tampoco debemos perder de vista, que Venezuela está también en una situación económica muy compleja, y todo ello derivado de la caída del precio del petróleo, que ha sido la fuente principal de financiación de estos países que no se han caracterizado, precisamente por ayudar a sus ciudadanos a tener la oportunidad de mejorar sus situaciones económicas personales, creando oportunidades, por igual para todos. No es un secreto para nadie, que los líderes políticos de esos países han aprovechado las necesidades energéticas del mundo, y su posición de privilegio, para sus intereses personales e incluso familiares, más que para el bienestar de la sociedad en su conjunto.

Para muchos expertos, el hecho de que Venezuela se haya visto obligada a retirar su apoyo financiero a Cuba, es lo que ha propiciado que Raúl Castro haya acelerado el proceso de acercamiento a EEUU, sobre el que llevaban ya mucho tiempo trabajando. A partir de ahora se abren mucho interrogantes, pero todo apunta a que el mundo necesitaba un gesto de estas características, para seguir pensando que los pueblos deben entenderse desde el diálogo, la vía diplomática, los acuerdos comerciales, el respeto a los derechos humanos etc… como garantía de prosperidad, frente a los bloqueos económicos, las amenazas de guerra y todos esos discursos, que en el pasado hemos escuchado, pero que nada bueno han traído, para ninguna de las partes.

También resulta especialmente interesante la mediación del Papa Francisco en este proceso. No hay que olvidar el papel tan decisivo que ya jugó el Papa Juan Pablo II en la caída del muro de Berlín. La defensa de los derechos y la dignidad del ser humano es lo que ha movido a ambos pontífices a volcarse en la resolución de esas situaciones, lo que sin duda resulta muy esperanzador, en un mundo en el que la manipulación política y financiera ha estado, e incluso está al orden del día, y contra la que debemos emplearnos a fondo, si realmente queremos un mundo mejor para todos. No busquemos la perfección, ni erradicar la corrupción y miserias del mundo, porque ese objetivo es inalcanzable. Nos basta con pretender mantener la libertad de las personas, para ser dueñas de su destino y responsables de sus actos. La formación, a todos los niveles, es el arma más poderosa, contra los farsantes y manipuladores, vengan de donde vengan y se vistan de corderos o de lo que quieran.