La Educación Financiera, ya tiene su día en el año, el 5 de octubre, algo que seguro, muchos de ustedes desconocían, pero que sin duda es un gran acierto.

Para quienes llevamos más de 20 años trabajando y luchando por mejorar la educación financiera de los ciudadanos, sin duda se trata de una gran noticia, que eleva al plano de objetivo e implicación social, la consecución de la imprescindible mejora de la educación financiera de los españoles, si queremos confiar en tener un futuro más sano y sólido, desde el punto de vista financiero.

En los últimos días hemos conocido una encuesta en la que el 86% de los ciudadanos cree que debería ser obligatoria la educación financiera desde los colegios. La OCDE ya ha dado un mandato claro a sus 31 países, de que la mejora de la educación financiera, debe ser un objetivo a conseguir. De ahí las múltiples iniciativas que se están llevando a cabo, tanto desde las instituciones públicas como privadas, para encontrar las mejores vías para conseguirlo.

Muchos son los obstáculos y dificultades con los que se están encontrando, dado que aquellos que lo deben poner en marcha, son conscientes de que el material didáctico sobre la materia no abunda, que el temario es tan amplio que es difícil seleccionar qué enseñar, a quiénes y cómo, al tiempo que quienes deben hacerlo, tampoco tienen los conocimientos ni la experiencia tan amplia, que les permita llevarlo a la práctica con garantías de éxito.

La buena noticia es que hay muchas iniciativas, que aunque muchas de ellas están bien intencionadas, pero deficientemente enfocadas, los implicados irán aprendiendo de sus errores y con el tiempo, se irán encontrando los caminos más certeros para que mejore la educación financiera de los ciudadanos. Todos podemos aportar mucho, bien sea como profesionales del mundo financiero, comprometidos y con autoridad moral para formar a los demás, tras años de intachable experiencia en los mercados financieros, o como docentes que buscan la mejor documentación para formarse y trasladar a los alumnos de forma pedagógica los conocimientos, también como padres que se forman y ayudan a ponerlo en práctica a sus hijos, o como responsables de asociaciones que organizan seminarios y charlas para mejorar la educación financiera de sus asociados etc… La implicación de toda la sociedad debe ser absoluta.

Frente esta masa de personas bien intencionadas, nos encontraremos a quienes no tienen interés en que los ciudadanos mejoren su educación financiera, porque con el tiempo, se les acabarán “los clientes” rehenes, bien sea desde el punto de vista político o comercial, de aquellas entidades o instituciones a quienes  interesa que las personas no sean independientes, desde el punto de vista económico, para controlar sus finanzas y sus destinos, porque así podrán manipularlos y obtener importantes beneficios, a costa de la indefensión que supone, el temor a carecer de recursos económicos, cómo obtenerlos o mantenerlos, para hacer frente a las necesidades presentes o futuras de cada persona.

¿Cómo detectar quienes estarán de cada lado? “ Por sus frutos los conoceréis: no hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que los dé buenos”. Las obras de cada uno y sus intenciones, nos colocarán a todos sin excepción, entre los que realmente apoyan la educación financiera o se aprovechan de los débiles. La obra de misericordia: enseñar al que no sabe, es sin duda la que debemos aplicar a este asunto