El resultado de las elecciones americanas, deja un ganador sin paliativos, que es Donald Trump, como próximo inquilino de la Casa Blanca, para los próximos cuatro años.
Las encuestas han fallado estrepitosamente, ante una marea de americanos, que no han dudado en votar al candidato republicano. En el análisis de lo acontecido, por parte de los expertos, destacan que el voto de las mujeres, las personas de color y la comunidad hispana en EEUU, han depositado su confianza en Trump, frente a la candidata demócrata, como había sucedido hasta ahora.
Con el resultado obtenido, se han dejado atrás los posibles conflictos jurídicos que hubiese provocado un resultado más ajustado y los índices bursátiles americanos, lo han celebrado con máximos históricos. Las quinielas de quienes van a ser los beneficiados y quienes los damnificados, los analistas, gestores y mercados, se han inclinado como ganadores el sector financiero, el sector tecnológico y las pequeñas compañías americanas. Entre los damnificados, el sector financiero español y las renovables españolas, con intereses en EEUU.
Una vez que el mundo se ha hecho a la idea de que Trump ha vuelto, ahora todas las opiniones coinciden en que será una administración diferente a la anterior y que será a partir de la toma de posesión en enero, cuando realmente veamos cuales serán las medidas que se van a adoptar, sobre todo en política de aranceles, inmigración y política exterior, dado que en otras materias como bajadas de impuestos o menor regulación financiera, no se esperan sorpresas.
El presidente de la Reserva Federal Americana, en la reunión de esta semana, inmediatamente después de las elecciones, ha bajado tipos de interés un 0,25%, como estaba previsto, al tiempo que ha manifestado que no tiene intención de dimitir, ni aunque Trump se lo pida y que el nuevo inquilino de la Casa Blanca no tiene potestad para destituirle. También ha manifestado que no va a hacer política monetaria basada en conjeturas o especulaciones sobre lo que hará la nueva administración de Trump, sino que seguirá su hoja de ruta, basada en los datos macroeconómicos que se vayan publicando.
En lo que todos los expertos coinciden es en que no va a bajar los tipos de interés tanto como muchos análisis recogían, cuando empezó el recorte de tipos en septiembre.
Para Europa y China, desde el punto de vista económico, veremos como se llevan a la práctica los aranceles anunciados y el impacto que puede tener. En materia de defensa, también se esperan acontecimientos, lo que podría suponer un mayor aumento de gasto, para los distintos países de la Unión Europea, dado que la administración Trump, no tener intención de seguir llevando el peso del coste de la defensa militar de occidente.
Muchos analistas políticos consideran que todo esto va a obligar a Europa a cambios profundos, que por otro lado, no deberían ser necesariamente negativos, en el medio y largo plazo, aunque si será muy desafiante para la actual clase política.
En conclusión, la certeza incuestionable es que el pueblo americano quiere a Trump para gestionar el país y los intereses americanos durante los próximos cuatro años, el resto lo iremos viendo con absoluta nitidez a partir de enero.