Cada vez que las agendas financieras recogen la reunión que celebrará uno de los Bancos Centrales, toda la atención de los mercados financieros, en esa semana, se centra en ellos.

Esta realidad se ha cumplido en la última semana, aunque cuando llega el momento, no pase nada nuevo. Los días o semanas previas todo son especulaciones, informes y comentarios sobre lo que harán, o dirán. Todo esto se ha hecho especialmente relevante desde que en septiembre de 2008, para evitar un colapso financiero mundial de proporciones apocalípticas, tuvieron que intervenir los principales bancos centrales del mundo, para aumentar la liquidez de los sistemas financieros.

Por principales bancos centrales entendemos la Reserva Federal Americana, el Banco Central de Japón, el Banco Central Europeo y el Banco Central de Inglaterra. Otros se pueden sumar a las decisiones conjuntas que este grupo pueda tomar, pero sobre todos, los tres primeros, son los que mayor coordinación han tenido en las situaciones más críticas.

Con todo ello queremos hacer notar el enorme poder que han adquirido, que incluso está por encima del poder político de cada uno de los países  que representan. Las consecuencias de la crisis financiera, ha provocado que hayan tenido que adoptar medidas excepcionales y de tal magnitud, que nunca hasta ahora se habían aplicado, pero de consecuencias imprevisibles en el medio y largo plazo. De ahí que hayan sido recibido más críticas que apoyo, por parte de la gran mayoría de reputados economistas que analizan las economías del mundo

En el corto plazo su objetivo ha sido ganar tiempo para que los distintos gobiernos pudiesen hacer las reformas estructurales necesarias, para que sus economías pudiesen crecer y sanearse sin ayudas de los Bancos Centrales. El paso del tiempo está demostrando que las medidas de ayuda no están surtiendo los efectos esperados, como el caso de Japón, y en gran medida el del Banco Central Europeo.

La economía americana sí ha conseguido crecer tras la retirada de los estímulos, pero falta por ver si aguantará de forma sostenida en el tiempo. Por el contrario en la Zona Euro, la preocupación del daño que los estímulos puedan hacer al mercado financiero, distorsionado en precios y tamaño, y posteriormente a las distintas economías reales, es una constante en las opiniones de los expertos.

Por todo ello, la atención en los movimientos y declaraciones de los Presidentes y Gobernadores de los bancos centrales, son de enorme interés. Una realidad que no debería ser tal, porque significa que los asuntos financieros y económicos son demasiado dependientes y por tanto rehenes, de unos pocos, para afectar a muchos.

Estas situaciones nunca han sido deseables y siempre son arriesgadas. Iremos viendo lo que nos depara el futuro, pero atentos a la preservación del capital y a la buena salud de las finanzas familiares o empresariales.