La primera semana de septiembre nos ha dejado claro, la intensidad con la que vamos a vivir la recta final del año, por la envergadura de los temas que tienen entre manos los principales líderes mundiales.
La cumbre del G-20 celebrada esta semana en Rusia, ha supuesto un auténtico espaldarazo a la política de nuestro gobierno, al mencionar expresamente, el Presidente de los EEUU, y el del país anfitrión de la cumbre, la mejora sustancial de la economía española en el último año.A ello hay que añadir también, las palabras del Presidente del Banco Central Europeo, en apoyo de la banca doméstica y el saneamiento que se lleva realizando desde hace años. Ante tantas alabanzas, nuestro Gobierno está haciendo lo correcto, al rechazar discursos triunfalistas, porque son conscientes de la fragilidad de los avances y de lo mucho que aún queda por hacer.No obstante, es de agradecer, que los principales líderes políticos mundiales reconozcan nuestros esfuerzos y progresos. Sin duda todo ello se traducirá en una mayor confianza de los mercados de capitales, lo que debería llevarnos a seguir reduciendo la prima de riesgo y por tanto los gastos de financiación, tanto públicos como privados.

En esta intensa semana, el otro centro de atención está en Siria, que no es un tema menor. No olvidemos que toda intervención militar se sabe cuándo empieza, pero no cuando termina, ni las consecuencias que puede acarrear. Obama ha conseguido el respaldo del Congreso, pero no de los ciudadanos americanos en su mayoría, ni de sus aliados internacionales, aunque algunos como Rusia, han flexibilizado sus posiciones. Hasta el Santo Padre ha querido tomar parte en este asunto, y ha puesto a trabajar intensamente a toda la diplomacia vaticana, para evitar la guerra buscando soluciones alternativas, ante la amenaza mundial que el conflicto parece que puede llegar a alcanzar.

En la tierra del Papa, es decir Argentina, nuestra delegación internacional lleva toda la semana peleando porque los Juegos Olímpicos lleguen a Madrid, en el momento más apropiado de nuestra historia, el año 2020. Si alguien se ha ganado ese derecho somos nosotros. Tenemos buena parte de la cantera de deportistas más exitosos del mundo, somos infatigables aspirantes en las candidaturas anteriores y estamos demostrando ser un pueblo fiable, que resurge de las cenizas, que merece ser apoyado, ahora más que nunca.

El asunto doméstico más polémico de la semana ha sido el tema de las pensiones, que la Ministra ha querido quitarse de encima de inmediato y sacarlo de las portadas de las noticias, al aplazar hasta 2019 su entrada en vigor. Quienes están analizando los pormenores de los avances, unos afirman, con muchos elogios, que se sigue muy de cerca lo que el informe del comité de expertos presentó al Ministerio, mientras que otros ponen el énfasis en afirmar que supondrá una reducción de las mismas, tanto para los actuales pensionistas como para los futuros. Para los primeros al eliminar la revalorización anual contra el IPC y para los segundos, al exigir más años de cotización, para recibir prestaciones inferiores, e incluir la incertidumbre del impacto real, de la variable llamada “esperanza de vida”.

Independientemente de la polémica que esto este asunto suscitará en los próximos años, la realidad es sólo una: nuestro sistema de pensiones es insostenible para futuras generaciones, tal cual está concebido en la actualidad, por lo que nuestros niños y jóvenes deberán ser educados para generar riqueza, guardarla y hacerla crecer, sin esperar a la pensión del papá Estado, cuando se jubilen, si quieren seguir teniendo cierto nivel de vida.