Nunca está de más recordar que nuestro tiempo en la tierra es limitado y por tanto, cada segundo que pasa ya no lo podremos recuperar nunca. Bajo esta premisa irrefutable, ahora toca reflexionar seriamente sobre cómo y en qué utilizamos nuestro tiempo. Eso hace que el tiempo sea el bien más preciado que tenemos que gestionar, y desperdiciarlo, el mayor error de nuestra vida.

La intención de la reflexión no es decirle a nadie cómo tiene que utilizar su tiempo, dado que la  responsabilidad del ser humano sobre todo lo que hace, pasa inexorablemente por su libertad para decidir en cada momento lo que hace. La búsqueda de la eficiencia máxima en nuestras ocupaciones diarias pasa por buscar respuesta a las siguientes preguntas: ¿para qué sirve lo que estoy haciendo en este preciso instante? ¿Qué me aporta para mi vida?.

Estas preguntas debemos aplicarlas a cada actividad personal y profesional a la que dedicamos nuestro tiempo cada día. Las respuestas deben ser honestas y exigentes, si queremos llegar a conclusiones que nos ayuden a mejorar en la eficiencia de todo lo que hacemos. Como siempre se ha comentado, perder el tiempo es un gran error, pero en estos momentos esa práctica puede causar daños muy graves en nuestra vida. Enfrentarnos a los retos que el futuro nos va a exigir para reconstruir un país como el nuestro, desde el punto de vista económico, ético y moral, implica que la gran mayoría de nosotros tendrá que estar en niveles máximos de excelencia personal y profesional.

El equilibrio lo encontraremos en dedicar el tiempo adecuado a cada actividad que nos aporte lo que necesitamos para alcanzar las metas que nos marquemos en terreno personal y profesional. El trabajo infatigable exige de un descanso cada día y cada semana, que nos permita volver a iniciar nuestra actividad con energía. El tiempo que compartimos con nuestros amigos y nuestra familia nos aportará la distracción u ocupación que necesitamos, para complementar nuestra vida. El deporte y el cuidado de nuestra vida espiritual nos permitirá mantener la salud que precisamos para llevar a cabo nuestras responsabilidades sociales, profesionales y familiares. El estudio y aprendizaje constante nos permitirá ser mejores profesionales, aportando un enorme valor añadido a nuestra sociedad, además de ayudarnos a conseguir ese prestigio que ni se compra ni se roba, sino que se conquista tras muchos años dando lo mejor de nosotros mismos. La concentración en lo que se hace cada instante, la planificación de nuestro tiempo, la claridad de los objetivos que pretendemos conseguir y nuestra voluntad inquebrantable por ser dueños de nuestro tiempo y nuestro destino, son el camino que nos llevará al éxito. Lo contrario sólo puede traernos un fracaso estrepitoso y anunciado, al que no le servirán las lamentaciones, porque no están los tiempos para ello, sino para arrimar el hombro con la lucha y ejemplaridad.

Terminemos con algunas preguntas que tanto nos pueden ayudar a reflexionar de forma colectiva, ¿cómo va a encontrar trabajo una persona que no dedica tiempo a reciclarse en su profesión o busca otros países en los que poner en práctica sus capacidades? ¿cómo va a prosperar una persona que espera que vuelva el pasado? ¿cómo va a sacrificarse una sociedad si su líderes no son especialmente ejemplares? ¿cómo debemos actuar para ahogar tanta corrupción que nos rodea sin ser cómplices con nuestras palabras o nuestros actos? ¿ perdemos tiempo en lamentaciones estériles, críticas poco constructivas o afirmaciones derrotistas? ¿ nos preguntamos alguna vez que podemos hacer para ayudar más a los demás y lo ponemos en práctica?

Buena parte de los avances de las sociedades, también por supuesto de las personas, vienen a partir de la reflexión en las cuestiones trascendentes y trascendentales de la vida. Ello exige pararse en silencio a meditar sobre todo eso, algo que nuestro mundo no permite fácilmente, porque estamos rodeados de ruido y distracciones a las que tenemos que poner coto, para que no nos esclavicen. La moderación es la palabra clave en la utilización del tiempo para todo lo que hacemos.