La búsqueda de energía limpia y barata, es un objetivo que persiguen los gobiernos, así como el ahorro energético, para conseguir mayor eficiencia en la gestión de un recurso imprescindible, desde comienzos del siglo pasado, cuando la revolución industrial surgió y transformó las sociedades de forma abrumadora. 

Esta última semana los asuntos energéticos han copado buena parte de la actualidad, al hablar de los precios actuales del petróleo, en mínimos desde 2010, así como por las declaraciones del comisario de energía de la Unión Europea, Miguel Arias Cañete, hablando desu prioridad en crear una unión energética, o el ambicioso plan firmado entre EEUU y China, para reducir las emisiones de carbono.

En nuestras sociedades actuales, y entre ellas, la española, nos hemos acostumbrado a tener gas, luz o carburantes de forma sencilla, aunque no siempre barata. Pulsar un interruptor para tener luz al instante, enchufes que trasladan la energía de forma inmediata a cualquier aparato que la necesite, abastecimiento de combustibles de forma sencilla etc… todo ello se ha convertido en una exigencia, que en muchos países se trata de un lujo, que muchos no se pueden pagar. La gran mayoría de los países pobres, ni se plantean tener todo lo que nosotros gastamos en energía, casi sin apreciarlo. Cuando hablamos de bienestar social, sin duda el acceso a las fuentes de energía, lo es de forma indiscutible.

Nuestra dependencia en España del petróleo es tal, que los precios actuales en mínimos, puede hacer que nuestro PIB crezca entre un 0,5% y el 1% más, el año próximoEEUU y Canadá están revolucionando el mundo del petróleo con la extracción que hacen en aguas profundas, lo que les permite prácticamente autoabastecerse. Esto supone una revolución sin precedentes, no sólo en las relaciones políticas de estos países, con los actuales productores, como Arabia Saudí, lo que está cambiando el mapa geopolítico, de forma muy trascendente para el futuro. Cuestiones todas ellas que afectan a millones de personas en el presente y por supuesto para el futuro. En principio, una menor dependencia de países tan problemáticos como Rusia, Venezuela o Irán, son buenas noticias, pero algunos expertos alertan de que menores inversiones en los tradicionales países productores, puede poner en peligro el abastecimiento futuro, si EEUU no consigue mantener su ritmo de producción.

Como vemos, todo progreso conlleva ventajas e incertidumbres, de ahí que no deba extrañarnos el encontrar opiniones diversas, respecto a una realidad que ha llegado para quedarse.

Cuando hablamos de energía eléctrica, de todos es sabido, los esfuerzos que se están haciendo por las energías renovables, con la eterna duda de si la energía nuclear debe recibir apoyos o no. En lo que todos los países desarrollados y en vías de desarrollo están de acuerdo, es en la necesidad de seguir trabajando para que la legislación, la tecnología y la concienciación social, permitan avanzar en producir la energía que necesitamos para mantener nuestra calidad de vida y nuestros objetivos de crecimiento económico, pero con menores costes económicos y medioambientales.

El reto está en llegar a conseguirlo, algo en lo que todas las partes implicadas están trabajando, por lo que iremos viendo resultados positivos, como el hablar de los precios del petróleo en mínimos, cerca de 80 dólares, justo cuando más lo necesitan nuestras economías. Si los precios actuales fuesen los 200 dólares que hemos llegado a pagar en algún momento, nuestras cuentas públicas serían muy difíciles de cuadrar y nuestros esfuerzos sociales, en asuntos económicos, apenas tendrían efecto.