En una semana cargada de datos macroeconómicos importantes, en los que España ha salido muy bien parada, con el buen dato de paro en abril, la mejora de la confianza del consumidor o con el apoyo de la OCDE al sostenido crecimiento de la economía en España, el protagonista indiscutible ha sido Mario Draghi.

El presidente del BCE está haciendo que cada una de sus citas mensuales con los mercados financieros y con los inversores, se conviertan en un auténtico espectáculo. En la reunión celebrada esta semana, de nuevo apareció en su estado puro, dejando a los analistas boquiabiertos al afirmar que se daba hasta el mes de junio para tomar medidas contra la subida del euro y la baja inflación.De nuevo afirmó que el Consejo de Gobierno del BCE por unanimidad, está dispuesto a adoptar medidas no convencionales si la inflación sigue baja un largo período de tiempo. Con los últimos datos, la inflación en la Zona Euro no llega al 1% y lo deseable es que estuviese lo más próxima posible al 2%.

La reacción de los mercados fue inmediata con subidas en las principales bolsas europeas y el freno en la escalada del euro, que en las últimas sesiones se había ido de nuevo a niveles de 1,39. Muchos economistas creen que la intención real de Draghi es no tener que poner en marcha la aplicación de las medidas convencionales, por lo que está ganando tiempo, para que la situación se normalice, con unos mercados más tranquilos, que cotizan una realidad presente, mejor de lo que realmente se encuentra, con la confianza que les generan las palabras del Presidente del BCE. Cuando en julio de 2011, Draghi afirmó de forma contundente que haría lo que fuese para que el euro se mantuviese a flote, en ese momento los mercados le otorgaron un voto de confianza, que cambió radicalmente el curso de la crisis. Apoyándose en ese idilio que mantiene desde aquel momento, está llevando a cabo su estrategia de comunicación y política monetaria. Por alguna razón, todos saben que no se trata de demagogia, sino que esa es su firme voluntad, actuar de forma contundente y sin miramientos, aunque en el fondo se especula con que realmente lo que busca es no tener que hacerlo.

El tiempo nos dirá si se verá en la obligación de aplicarlas o no, pero de momento seguimos hablando de lo mismo y el “ mago Draghi” no se deja doblegar por las múltiples presiones que recibe por doquier, recordando que el BCE aplica la política monetaria que considera más apropiada, desde la independencia más absoluta, siendo absolutamente coherente con sus actuaciones.

A estas alturas del mandato de Mario Draghi,  todos se han dado cuenta que está aplicando una nueva forma de hacer política monetaria, no sólo por su comunicación con los medios y los mercados, sino porque en esta última intervención ha roto el sagrado lema de que el BCE no se posiciona sobre actuaciones futuras, además de las insinuaciones que está haciendo de que se debería revisar el hecho de que las reuniones del Consejo de Gobierno se tengan que reunir obligatoriamente cada mes

Al presidente del BCE le gusta la flexibilidad para evitar presiones y reforzar la independencia, así como la coherencia y firmeza en sus decisiones, para cumplir con el sagrado mandato de proteger el euro y la economía de la Zona Euro con su poderosa arma de la política monetaria. Hasta ahora esta forma de actuar nos está beneficiando mucho, de ahí que sería recomendable, que siguiese con su hoja de ruta, porque de momento todo apunta que es realmente acertada.