De todos es sabido, que en los asuntos relativos a la política, igual que en el futbol, las emociones suelen nublar el sentido común y la razón, lo que en no pocas ocasiones, ha causado cuantiosos daños, y para muchos ciudadanos, daños irreparables.

Todas las aspiraciones nacionalistas, no tienen cabida en el futuro mundial que se está construyendo, porque los asuntos económicos exigen mayor unidad y tamaño, para salir de la crisis que comenzó en 2008 y que todavía no hemos superado. Debemos tener muy presente la preocupación del Banco Central Europeo, respecto a la posible vuelta a la recesión, de ahí toda su política monetaria nueva y la presión sobre los distintos gobiernos para que sigan haciendo reformas, que lleven a gastar menos y lo que se gaste, que sea para generar riqueza, eliminando despilfarros del pasado, que pagaremos durante décadas.

Toda esta situación, tan delicada en el corto plazo, es lo que ha hecho que desde el conjunto de Europa se agradezca, que los escoceses hayan decidido finalmente permanecer junto a Reino Unido, porque aunque ellos hubiesen sido los más perjudicados, lo cierto es que lo hubiésemos pagado todos. Una vez más, la presión de las últimas semanas y los asuntos económicos, son los que han hecho que imperase el sentido común, lo que no impide que haya abierto una nueva etapa, en la que el primer ministro británico, ya se haya apresurado a estar dispuesto a negociar con ellos y transferirles nuevos poderes, para que su autonomía sea mayor, pero dentro de un todo común.

Tras la presión tan enorme que han sufrido en Reino Unido, y el apoyo que han recibido de Europa, la incógnita que se abre es si Cameron, seguirá pensando en avanzar por el camino de proponer la salida de la Unión Europea, como ha lanzado en varias ocasiones últimamente. La otra incógnita es doméstica, respecto al pretendido referéndum de Cataluña, que tanta confusión y tensiones está generando. El culebrón está llegando a su término y veremos cómo acaba. El desenlace de Escocia, hace imaginable el futuro, lo que se verá es quienes caen por el precipicio en el corto plazo, y el daño que todo este asunto puede dejar en la sociedad española en su conjunto y en la catalana en concreto.

En cualquier caso, lo que todos habremos aprendido es que estas reivindicaciones nacionalistas son de una complejidad extrema, que exigen de mucha generosidad y lealtad por todas las partes.Dado que estamos hablando de asuntos políticos, no está tan claro que esas sean las reglas del juego, lo que dificulta las soluciones favorables para todas las partes y rezuma la manipulación y el populismo por doquier.

Al presidente Zapatero de costó entender que los mercados de capitales soló entienden de certidumbre y confianza, algo que pagamos todos los españoles y que seguiremos pagando durante décadas. Esperemos que el sentido común impere en todas las cuestiones políticas que tendremos en el corto plazo y el año próximo, porque ya hemos probado a qué saben los resultados de quienes hacen política populista.