Los mercados financieros llevan varias sesiones en una espiral de recortes, cuyo detonante ha sido la decepción del Banco Central Europeo la semana pasada, a lo que se ha añadido esta semana, la falta de acuerdo entre los miembros de la Opep, lo que está provocando que el mercado esté siendo inundado de petróleo, con la consiguiente caída del precio.

Los recortes en los precios del barril de petróleo a priori no es algo malo, sino todo contrario, porque la gran mayoría de las economías del mundo, son consumidoras, más que productoras, lo que les supone un ahorro importante. No obstante el mercado está cotizándolo todo a la baja, porque esa es la dinámica a la que nos están acostumbrando. No olvidemos que la actual operativa de introducir las órdenes de compra o venta de forma autómata, a través de las máquinas, hacen que se agolpen las órdenes, sin que nadie piense más allá de unos titulares de la prensa, porque las máquinas no piensan, sólo ejecutan órdenes.

Ahora toca esperar hasta que llegue una noticia o acontecimiento, que les haga darse la vuelta con la misma intensidad. Parece difícil que la reunión de la FED la semana próxima, y la más que anunciada subida de tipos, pueda ser ese detonante, aunque nunca se sabe, y menos con la forma de operar actual en los mercados.

Lo que sí parece más probable es que para la bolsa española, los resultados del 20-D sean decisivos en la recta final del año. Partimos de que el selectivo español está siendo el más castigado y que está en el terreno negativo, desde comienzos de año, lo que ha dado al traste con las previsiones que para él se tenían. Desde esa posición, cualquier resultado que garantice la gobernabilidad de nuestro país para los próximos 4 años, puede ser recibido con subidas en la bolsa, lo que nos debería llevar al famoso rally alcista de final de año, tan esperado siempre, pero este año más, dados los decepcionantes niveles en los que se encuentra.

En el fondo no ha cambiado nada, por lo que una vez más, estas caídas son más, una oportunidad de compra, que motivo de inquietud. Por tanto, debemos recordar una vez más, que esta fuerte volatilidad de los mercados ha venido para quedarse y que debemos acostumbrarnos a vivir con ella, sin que ello nos frustre o sea motivo para tomar decisiones erróneas.

Una estrategia de buena diversificación de activos, con seguimiento mensual para algún pequeño ajuste táctico, es sin duda el mejor camino para los inversores.