Durante las últimas sesiones, el índice americano S&P 500, que recoge las 500 compañías más grandes del mundo, ha marcado cinco máximos históricos consecutivos.
El índice bursátil más famoso del mundo, se creo en 1923, y en aquel entonces, lo componían 233 compañías, que pasaron a ser 500 en 1957. Como todos nos podemos imaginar, durante estas décadas, han cambiado muchas compañías en la composición del índice, adaptándose a la evolución de los sectores empresariales, a medida que se iban desarrollando y creciendo su impacto en la economía mundial.
La pandemia, provocó en 2020, que el sector tecnológico se viese impulsado a niveles nunca vistos. De ahí que hoy en día, las compañías más grandes del mundo sean de tecnología, inteligencia artificial, comercio electrónico, entretenimiento etc. De ahí que la valoración de determinados activos, en este caso, las empresas que hemos comentado, que hace 30 años, ni existían, estén llevando al índice más famoso a máximos históricos, como antes lo hicieron otras compañías de sectores como el automovilístico, los ferrocarriles etc. Lo que se hoy en día se llama la vieja economía, que se ha visto desplazada y fagocitada, por la nueva economía.
Con el sector inmobiliario ha sucedido lo mismo. En la época anterior a la revolución industrial, es decir en el siglo XIX y anteriores, la tierra era una activo con un valor enorme y prácticamente inaccesible para la mayoría de las personas. Con la revolución industrial, muchos trabajadores se fueron del campo a la ciudad. Este fenómeno social provocó que los activos inmobiliarios, es decir, las viviendas y los locales, tuviesen más valor que las fincas, durante décadas.
En la actualidad, en la que el mundo se está volviendo más verde y sostenible, el suelo agrario está volviendo a recobrar su esplendor y con él la subida de los precios, por el atractivo que conlleva. De hecho en la actualidad, determinadas fincas, tienen más valor y atractivo que muchos pisos.
A la conclusión inmediata a la que podemos llegar es que el valor de los activos cambia, como todo lo que es economía o como la naturaleza, porque están muy vivos y se van adaptando a los tiempos.
Los inversores tienen que tener presente que los patrimonios que se pueden ir acumulando a lo largo de los años, deben ir diversificándose y desde luego, el que siempre va a estar presente es el mercado de capitales, porque a través de él, se puede acceder a todos los demás.
Un patrimonio familiar puede no tener fincas o pisos, pero activos financieros siempre debe tener, porque es la liquidez que se necesita para vivir, que hay que hacerla crecer para que no se la coma “el monstruo de la inflación”. Además los mercados de capitales a través de los fondos de inversión, pueden invertir en las fincas, las empresas, los inmuebles, en materia primas, metales preciosos y deuda de empresas o gobiernos.
Para conseguirlo, la gestión en manos de expertos y la educación financiero, para distinguir y valorar el trabajo de los profesionales en los que se confíe, es absolutamente imprescindible.