Este fin de semana tendrá lugar la primera vuelta de las elecciones en Francia, el 4 de julio las de Reino Unido y el 5 de noviembre las de EEUU.
Como ya sabíamos, este iba a ser un año con muchas citas electorales en buena parte de las principales economías del mundo, a las que se ha unido Francia, tras el adelanto electoral convocado por Macron, tras los malos resultados obtenidos en las elecciones europeas de comienzos de junio.
El jueves, en EEUU, ha tenido lugar el primer debate entre los actuales candidatos a la presidencia, por un lado el actual presidente Biden, por el partido demócrata y por otro, el expresidente Trump, por el lado de los republicanos. El consenso casi absoluto sobre el resultado de este debate, calificado de explosivo, ha sido la preocupación por la edad del actual presidente y su capacidad para ejercer el liderazgo necesario para ganar las elecciones y mantener la presidencia.
Hasta el debate, las encuestas sobre las posibilidades de ambos candidatos, se mantenían en torno al 50%. Tras el debate, parece que la balanza se puede inclinar hacia Trump. De ahí que a cuatro meses de las elecciones, el partido demócrata haya entrado en pánico, según se comenta en muchos foros, porque el tiempo para presentar otro candidatos a las presidenciales, no parece favorecerles.
Sea como sea, la carrera hacia la presidencia de los EEUU acaba de comenzar y como en otros ocasiones, darán para mucho, tanto en las encuestas, como en el análisis de las implicaciones de los resultados.
En Europa ahora toda la atención está puesta en las elecciones francesas este fin de semana, aunque no será hasta el próximo, cuando se celebre la segunda vuelta, cuando se conozca el resultado final. En lo que coinciden los analistas políticos es en que la polarización del voto hacía la extrema derecha y la extrema izquierda, es una realidad en Francia, que está provocando problemas de convivencia, lo que hace que la incertidumbre sobre el resultado final, sea la principal variable que ahora es certera, así como la debilidad de Macron, como ya se constató en las elecciones europeas.
Los posibles escenarios que se abren, se interpretan por los analistas, tanto en clave interna, como en clave europea. En principio no hay una grave preocupación sobre el impacto del resultado, en Europa, porque no parece que esté en peligro el europeísmo que Francia representa, gane quien gane las elecciones.
En clave doméstica, buena parte de los analistas consideran que la situación económica de Francia, no deja mucho margen para que la izquierda pudiera aplicar políticas de gasto excesivo, teniendo en cuenta la amonestación que ya han recibido de Bruselas por el déficit del año anterior, y por lo mucho que aprietan los mercados de capitales, cuando las cuentas se descontrolan y empiezan los problemas de financiación. Que se lo pregunten a Grecia, a España e incluso a Reino Unido, cuando la primera ministra anterior, asustó a los mercados.
Por su parte, en Reino Unido, con elecciones el próximos 4 de julio, tras la convocatoria de elecciones por el actual primer ministro, Rishi Sunak, los sondeos apuntan a una amplia mayoría laborista.
Las tensiones económicas, tras el Brexit, están llevando a la población a un importante descontento, que puede dar un vuelco político al país.