La Ministra de Empleo, Fátima Báñez, ya ha adelantado, que en junio tendrán que volver a tocar la hucha de las pensiones para pagar la nómina y la extra de dicho mes. Veamos qué significa eso, para que todos vayamos teniendo claro, los cambios que gradualmente se van a ir produciendo, en los escenarios más importantes de los asuntos económicos de los ciudadanos.

Casi todos los medios de comunicación han recogido el anuncio de la Ministra, al tiempo que han recordado que la famosa “hucha” se creó en 1999 para proteger el pago de las pensiones de posibles tensiones de liquidez de la Seguridad Social. Pues bien, lo cierto es que esas tensiones ya comenzaron en 2012, lo que provocó que tuviesen que sacarse unos 7.000 millones para pagar las extras de junio y diciembre de los pensionistas, lo que supone algo menos del 10% del total de lo que hay.

La tensión de liquidez viene dada porque es mayor la cantidad que se paga que la que se ingresa por parte de la Seguridad Social, sin duda, motivado por la situación de drama laboral que está viviendo nuestro país. No obstante, desde Bruselas llevan tiempo advirtiendo al Gobierno que deben empezar a aplicar reformas, que permitan a nuestro sistema ser viable en medio y largo plazo. De ahí que ya tengamos reformas que alargan la vida laboral y de aportación, al tiempo que se irán reduciendo gradualmente las prestaciones que  reciban  los jubilados que pasen a  dicha condición en las próximas décadas.

Para el mes de junio se estima que tendrán que sacarse otros 4.000 millones de la “hucha”, y casi con total certeza, a finales de año tendrán que volver a ella. En estos últimos años, el dinero de la hucha ha estado invertido fundamentalmente en deuda pública de nuestro país, lo que  ha aportado enormes beneficios, con la caída de la prima de riesgo. Los expertos consideran que deberían empezar a vender parte de esa deuda, e ir comprando la de otros países, como siempre se hizo, para reducir riesgos, dado que no conveniente tenerlo todo en deuda de nuestro Tesoro. No obstante hay que reconocer que la estrategia de inversión les salió muy bien, a pesar de arriesgarlo todo a que nuestro país no saldría del euro. Ahora que ya pueden respirar con alivio en nuestro Gobierno sobre ese asunto, es hora de ponerse pensar en el futuro.

Nadie pone en duda que todos los pensionistas actuales seguirán cobrando sus pensiones hasta el final de sus días, e incluso tal vez tengan la suerte de verlas actualizadas cada año. Lo que nadie duda tampoco es que el futuro no será el mismo para las siguientes generaciones, de ahí que la sociedad debe tomar conciencia cuanto antes, de la necesidad de ser productivos, ahorradores e inversores responsables, para poder garantizarse un patrimonio que puedan complementar con la exigua pensión que recibirán de la Seguridad Social.

Para ayudar en esta dirección, la formación en asuntos económicos, partiendo de los niños, pasando por los adolescentes y llegando a los jóvenes, e incluso adultos de mediana edad,resulta una necesidad imperiosa. De ahí la sensibilización social e institucional tan enorme que existe en nuestro país, lo que ayudará a que ese objetivo se vaya produciendo gradualmente. También necesitaremos una reforma de la legislación en materia de planes de pensiones que permita convertirlos en un producto apoyado fiscalmente, además de popularizarlo entre los trabajadores, para ayudar a canalizar parte de su ahorro, al tiempo que permita que se gestione de forma más flexible, para poder contar con los mejores gestores del mundo y  las máximas garantía de rentabilidad.

Este proceso es tan imparable como necesario, por ello iremos asistiendo gradualmente a los cambios que lo pondrán en marcha, para ayudarnos a confiar en que nuestra vida no sufrirá un quebranto económico grave, cuando llegue el momento de la jubilación.