El cierre de cada año nos lleva al inevitable resumen de lo acontecido, así como a un análisis de las expectativas para el siguiente. Todo ello se hace en las distintas facetas de la vida y de los acontecimientos sociales o económicos.

El año 2016 comenzó con una gran crudeza para los mercados financieros mundiales, mientras que ha terminado con el mejor mes de diciembre de los últimos años. Aunque el mes de enero fue bajista, no se cumplió la máxima que dice que si eso es así, el resto del año es bajista. Sólo el selectivo español es el único índice de las grandes economías, ha cerrado el año con recortes, mientras que Brasil, Londres y Wall Street han sido los mercados con mayores subidas.

Ahora vamos a comenzar un nuevo año, con la esperanza de que sea favorable para nuestros intereses, aunque con muchas dudas y retos por delante. En esto no cambia nada cada año. Además, nuestra memoria selectiva nos lleva a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor y olvidamos los momentos más complejos, por lo que siempre pensamos que el presente es más duro y difícil que el pasado, aunque realmente no sea así.  Cada año vivimos una o varias crisis, dado que el mundo es muy grande y la globalización provoca, que cualquier acontecimiento económico o político, repercuta en el resto de países.

Este fenómeno, que parece que siempre ha sido así, realmente no sucedía hace varias décadas. Para enfrentarse a esa realidad, hay que estar siempre en alerta, para analizar cada acontecimiento, su impacto y las oportunidades que conlleva. 2017 apunta a que será un año lleno de “emociones fuertes”. Veremos qué parte de las previsiones se cumplen respecto a la presidencia de Trump. En cualquier caso, la expectación y especulación sobre ello están en máximos. Ni que decir, de las citas electorales en Europa y del impacto de los populismos.

En España ya hemos visto que los nuevos jugadores en la escena política española, llevan muy mal la derrota en las urnas y se han mostrado al público, tal cual son, es decir, lobos en lugar de corderitos. La historia de las civilizaciones está plagada de esas historias, aunque en este caso, afortunadamente, los daños están muy acotados. Esperemos que sirva de ejemplo en Europa, con el resto de partidos de esa misma ideología.

El Brexit también va a ser un acontecimiento relevante, porque aunque hace meses que ya no está en la rabiosa actualidad, lo cierto es que tiene una enorme relevancia. Veremos si el contador de los dos años se pone en marcha en marzo, como tienen previsto y si será una ruptura suave o abrupta. En este asunto también nos jugamos todos mucho.

El BCE, en principio, seguirá a lo suyo, fabricar billetes, aunque a menor ritmo pero durante todo el año. Los mercados financieros seguirán disfrutando plácidamente de ese escenario, hasta que empiecen a descontar que se acaba y que posiblemente muchos países no hayan aprovechado el tiempo de gracia, para hacer las reformas que necesitan. En cualquier caso, la mayor parte de los informes de estrategia para 2017 afirman que la renta variable es el activo claramente ganador, junto con el dólar. No obstante los inversores deben recordar que la diversificación es primordial y la estrategia que más protege el patrimonio.

Con todo ello, 2017 se presenta como un año interesante e incluso decisivo para el devenir de las próximas décadas, tanto en Europa, como en Asia y EEUU. Entremos lo mejor posible en él, que lo que venga, ya lo iremos encarando de la mejor manera posible. La esperanza en que tenemos capacidad suficiente para ello, debe acompañarnos siempre.