Al hacer el obligado balance del año que se acaba, tenemos la tesitura de ver la botella medio llena o medio vacía. La respuesta suele ser algo subjetivo, que impulsa a unas personas a centrarse más en lo que ha faltado y a otras en lo bueno que se han recibido.

Las posturas moderadamente optimistas, suelen ser las más enriquecedoras, las que nos posicionan mejor para el nuevo año y normalmente las más realistas. Partiendo de que esa es la intención, analizar la botella medio llena, tenemos que decir, que la situación podía haber sido mucho más desfavorable.

El año en el que históricamente más elecciones se han celebrado en España, nos deja un país sin Gobierno estable para 2016, a falta de ver si se produce el milagro de un pacto de Estado, por el bien del conjunto de los ciudadanos. Hablamos de milagro, porque desgraciadamente, en política ya sabemos que la norma es que los intereses de partido, son más importantes que los intereses generales de los ciudadanos. De ahí que la excepción a esta regla, tan generalizada como desafortunada, sería un auténtico milagro, que por otro lado, daría un voto de confianza a la maltrecha imagen de la clase política, en general. No obstante, el resultado de las elecciones, podría haber sido mucho peor, si hoy fuese un gobierno de izquierda radical, el que gobernase nuestro país para el año próximo. Muchos todavía tenemos en la retina, lo que sucedió en Grecia este verano y sus consecuencias. La buena noticia, además de estar en la Zona Euro, es que tenemos presupuestos aprobados para el próximo año, por tanto las cuentas del reino siguen su curso, así como la esperanza de que la situación actual de desgobierno, encuentre un cauce, que finalmente permita dar continuidad a la mejora de la economía y las expectativas de futuro.

En los mercados financieros, las bolsas europeas, en general, han sido las que mejor comportamiento han tenido, dentro de los países desarrollados, aunque España, Portugal y Grecia, están en negativo, llevándose la peor parte por sus resultados electorales, entre otras razones. Dado que en España no se han cumplido las previsiones, si finalmente volviese la confianza y los inversores, con un Gobierno estable que eliminase las incertidumbres, podríamos tener en 2016, uno de los mejores años bursátiles.

La caída de las materias primas, y en concreto el precio del petróleo, a niveles mínimos de los últimos años, está poniendo en jaque a los países de Oriente Medio y a las nuevas empresas extractoras americanas, no obstante, para los países muy dependientes de esta energía, como es Europa en general y España en concreto, sin duda se trata de una gran noticia, por el enorme ahorro que supone para los bolsillos de los ciudadanos y las ajustadas cuentas públicas.

La política del Banco Central Europeo de fabricar dinero, está sujetando a los mercados financieros, aunque más adelante tengamos que pagar las consecuencias que ello puede conllevar. Los ahorradores que se ven obligados a salir de los tradicionales depósitos bancarios, para obtener rentabilidades más atractivas, en el mercado de capitales, están ayudando a que se vaya desbancarizando la economía española, que aumente su cultura financiera, al tener que esforzarse más por entender los conceptos financieros como la volatilidad y está dando un impulso importante a la industria de fondos de inversión, al tiempo que permite que más profesionales se dediquen al asesoramiento independiente o a la banca privada, que es el servicio que reclaman cada vez más los ahorradores.

En la parte de financiación de las empresas, también estamos comprobando como el mercado de capitales, está progresando en darles soluciones y adquirir experiencia, para que realmente sea una vía alternativa a la banca tradicional, como sabemos se produce con mucho éxito en los países anglosajones y en Estados Unidos.

Por todo lo anterior, y otros ejemplos que podríamos poner, el año 2015 se despide con luces y sombras, como cada año. Si hemos aprendido de los errores, si hemos rectificado determinadas conductas financieras que nos ayuden para el futuro y si hemos conseguido mantener el ánimo y la esperanza, creo que podríamos decir que ha sido un buen año. Veamos que nos depara 2016, pero siempre desde la esperanza y la ilusión, que son armas poderosas para enfrentarse a cualquier situación, por compleja o difícil que nos parezca.

FELIZ Y PRÓSPERO 2016