Por enésima vez, desde que llegó al BCE, Mario Draghi les ha devuelto la sonrisa a los inversores, al irse de fin de semana con subidas importantes en los mercados.

La inequívoca efectiva seducción que produce anunciar que se está dispuesto a fabricar más dinero, es algo a lo que el Gobernador del Banco Central Europeo, parece estar acostumbrándose. No olvidemos que el anuncio, a comienzos de año, de la ayuda cuantitativa a la economía se la Zona Euro, llevó a los mercados a alcanzar máximos, escandalosamente llamativos, en tan sólo tres meses. Dejando a un lado los problemas de los resultados electorales de Grecia, que pasarían factura en el mes de junio y julio.

Ahora la inflación baja y la preocupación del posible impacto de la desaceleración de la economía China en la Zona Euro, es lo que le ha llevado a anunciar que puede aumentar esa ayuda. Los inversores, a modo de drogadictos o alcohólicos muy dependientes, que temen que les entre el mono si les bajan las dosis, han reaccionado con euforia ante el anuncio del posible aumento del estímulo monetario, en el mes de diciembre. Está por ver si finalmente se produce, no olvidemos, que cuando afirmó que haría lo que fuese necesario para proteger el euro, realmente no tuvo que hacer nada, porque la confianza y solvencia de la divisa, llegaron como por arte de magia, tras sus contundentes palabras.

Pase lo que pase en diciembre, ahora los inversores que han decidido entrar con las caídas de finales de septiembre o en agosto, así como aquellos que han mantenido bajo control las emociones, ven recompensada su agudeza u osadía, según quien lo califique, en forma de atractivas e inmediatas subidas, acompañadas de un trasfondo económico mundial, sostenido por el crecimiento de la primera economía del mundo y las ayudas de los bancos centrales.

Cuando aún se disfruta del bálsamo que las subidas supone, hay que mirar más a largo plazo, para saber que todo lo que está haciendo el BCE quedará sin efecto, si los distintos Gobiernos de los países que han celebrado elecciones, por ejemplo Portugal o Grecia, y los que las tendrán en breve, como el caso de España, no siguen con las reformas para apuntalar el crecimiento sostenido de sus economías.

Que nadie crea que esto ha terminado, entendiendo por esto, la crisis que se inició en 2008,dado que lo altos niveles de deuda, son un auténtica amenaza, aunque no inmediata, cuando empiecen a subir tipos en la Zona Euro, que en algún momento llegará, aunque lo veamos lejos. EEUU está más cerca que hace un año y eso nos acerca a ese escenario. Por tanto dormirse en los laureles o salirse de la senda marcada, puede dar al traste con los esfuerzos y sacrificios de tantos ciudadanos, que no tienen tiempo de analizar con sumo detalle los discursos políticos de quienes aspiran a gobernar.

A todo ello hay que sumar que el déficit hay que seguir reduciéndolo y que la productividad debe seguir aumentando, para que el sector privado consiga ganar un protagonismo creciente, en los próximos años, frente al que ha tenido el sector público en la economía de nuestro país y por tanto en la PIB. Tarea ardua y de largo plazo, que hace realmente apasionante todo lo que nos espera como actores o espectadores de la transformación social y económica en la que nuestra sociedad está inmersa. Cumplamos con el papel que en ella nos corresponderá.